CAPÍTULO XXXIV

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CAPÍTULO XXXIV


Gun se oxigenaba con la brisa marítima que golpeaba su rostro agradablemente, con muchos pensamientos que acompañaban su mente interrumpidos por unos brazos que lo abrazaban fuertemente.
-¿Qué haces en la proa?-.
-Oye, no pienses que recrearé la escena de Jack y Rose-.
-Yo quería hacerlo-. Mark refunfuñó con gracia, luego continuó-¿No estás aburrido de estar aquí? Después de todo, llevamos dos semanas navegando-.
-La verdad es que no. Hemos hecho muchas cosas, como bañarnos en el mar, ver películas, jugar, cocinar, entre otras cosas. Además, lo hemos hecho casi todas las noches-.
Mark simplemente sonrió.
Hubo un silencio entre ellos para contemplar el paisaje que los rodeaba y su atardecer. Además del mar, unas pequeñas islas a lo lejos, decoraban la zona.
-¿No es hermoso todo esto? Dime que no te gusta todo lo que ves. Esto sólo lo podemos lograr gracias a lo que hago-.
Gun soltó el agarre de Mark y se alejó sentándose en una pequeña banca situada a los costados de la proa.
-Es hermoso. Todo esto es maravilloso, pero no es lo primordial, ¿sabes?-.
-¿Entonces?-.
-Quiero decir, mi prioridad es estar contigo y vivir tranquilo, aunque tengamos que dormir debajo de un puente. Nada me importaría si estoy contigo. Sería feliz-.
Mark se sentó a su lado y tomó su mano, acariciándola suavemente para transmitir lo que sentía en ese momento.
Estaba completamente conmovido por aquellas palabras de desinterés hacia él, ya que cualquier otra persona estaría por todas las comodidades y lujos que sólo una persona con ese status y poder de Mark puede proporcionar.
-Te agradezco que me hayas permitido entrar a tu vida-.
Gun no respondió y sólo sonrió nerviosamente con su rostro completamente sonrojado.
Aunque llevaban mucho tiempo de estar juntos, la voz de Mark todavía tenía la capacidad de sonrojar al mayor.
Este se levantó y estiró su mano.
-Hoy he hecho una cena especial. Quiero que me acompañes-.
-¿Una cena?-.
-Sí-.
Gun aceptó la mano de Mark y se fueron directo hacia el pequeño comedor donde se encontraba una pequeña mesa apegada a una de las ventanas. Encima de ella, había un florero con rosas rojas y junto a ellas, unos platos con una ensalada de papaya ligera y poco producida, acompañados de copas de champaña.
-Lamento no tener una cena de lujo. Sabes que no soy bueno en la cocina, pero quería complacerte.
-No, por mí está bien-.
Ambos se sentaron y Gun tomó un poco de bocado y probó.
Tos, tos.
-¿No sabe bien?-.
-Está un poco salado, pero no te preocupes, compensaré con un poco de azúcar de palma.
-Lo lamento, intentaré mejorar-.
Gun rio al ver la expresión triste de Mark. Y es que le resultaba gracioso que el joven hijo de un narcotraficante, tuviera tristeza por no saber preparar bien un plato.
Gun mezcló el azúcar en la ensalada y resolvió el asunto, comiendo con más entusiasmo que hace un rato.
Luego de aquello, Mark cambia su expresión de alegre a seria.
-Oye-.
-Sí-.
-Mañana regresaremos-.
Gun miró discretamente a Mark y dejó los cubiertos a un lado.
-¿Estás seguro de eso?-. Preguntó sin levantar su vista.
-Sí, ya podemos regresar. Todo está bien-.
-De acuerdo-. Sonrió.
Ambos continuaron comiendo y conversando por un lapso largo de tiempo. Era una ocasión especial y debía ser aprovechada lo más que se pudiera.
Tomó un poco de champaña y sirvió para él y Gun. Luego alzó la copa.
-Vamos a brindar por esta pequeña velada-.
-Y por nosotros-. Agregó Gun.
Chocaron las copas sin quitar la vista de la otra persona y tomaron un sorbo.
-Por cierto, tengo un regalo para ti-.
De un pequeño maletín puesto en un sofá al rincón de la sala, sacó una cajita pequeña, luego lo abrió con cautela y sacó un objeto, sorprendiendo a Gun.
-Este aro es de plata. Lo mandé a hacer exclusivamente para ti-.
El diseño de aquel aro era un tanto grueso con un par de cadenitas pequeñas y largas colgando. Era un diseño exclusivo que no tenía par.
-Pero... ¿por qué me lo regalas?-. Preguntó Gun al recibir el objeto.
-Vi que usas un aro pequeño en tu oreja izquierda, así que imaginé que te gustaría-.
-Gracias-.
-Déjame ayudarte-.
Mark tomó el aro y se posicionó al lado izquierdo sacando el anterior, luego buscó el orificio para colocarlo, pero no podía atravesar la aguja.
-Espera, está complicado-.
-¡Ay! Me estás apretando un poco-.
Gun levantó su mano para ayudar y Mark sujetó su mano para dar con la posición correcta del aro, y cuando finalmente fue puesto, Gun sintió un pinchazo en el dedo.
-¡Ouch!-.
-Lo siento-.
El mayor inmediatamente retiró su mano para mirarse cuando de pronto vio algo extraño en su dedo anula que era...
-¿Un anillo?-.
- Lo he decidido-.
Mark se arrodilló ante Gun y tomó su mano tiernamente.
-He decidido dejar esta vida de mierda atrás y comenzar una nueva vida contigo. Quiero salir al cine, pasear por la calle, ver películas en casa, cocinar y jugar. Quiero ser feliz lejos de esta vida de mierda que llevo. Por eso, quiero pedirte que te cases conmigo-.
Gun se quedó sin palabras ante el emisor que había propuesto algo que jamás imaginó en la vida.
-Yo...-.
-Tal vez es apresurado, pero siento que eres la persona correcta en mi vida. Cambiaste mi forma de ver el mundo y quiero aferrarme a ello para emprender una nueva vida contigo-.
Gun retiró su mano y la colocó en las mejillas de Mark, respondiendo casi sigilosamente.
-No quiero que cambies tu vida por mí-.
-No lo hago por ti, es por mí mismo. Soy yo el que ya no quiere seguir viviendo así. He pasado mis mejores momentos a tu lado que quiero seguir así. Y, aunque a futuro nos tengamos que separar, quiero seguir haciendo cosas divertidas-.
-Entonces, tendrás que soportarme siempre-. Dijo Gun con una leve sonrisa.
-¿Quieres decir...?-.
-Sí, quiero casarme contigo-.
La persona no podía expresar sus emociones, estaban completamente atorados y no sabía cómo reaccionar.
Tomó a Gun de los hombros y lo invitó a levantarse. Fuertemente lo besó como si quisiera tatuarle la felicidad que sentía en su labios.
-Me haces muy feliz, ¿lo sabías?-.
-Creo que es lo menos que puedo hacer luego de todo lo que has hecho por mí, Ai Nhu. Me salvaste del infierno-.
-Y lo volvería a hacer una y mil veces si fuese necesario-.
Apegó sus labios y los mordió con coquetería y seducción, despertando los deseos de la otra persona.
-Gun, ¿podemos celebrar este compromiso de otra manera?-.
Mark poseía el hábito de pedir permiso cuando quería tener relaciones. Así se aseguraba de que su amante estaría cómodo.
-¿Dónde quieres celebrar?-.
Se acercó a su oído derecho y habló en susurros provocando pequeños choques eléctricos en su interior.
-Deseo llevarte a la cama-.
Gun alimentado por el deseo, agregó más ingredientes a la mezcla de lujuria y anhelo.
-Házmelo como sólo tú puedes hacerlo. Déjame sentirte como lo has hecho estos últimos días-.
-Ven aquí-.
Tomó a Gun, pero en vez de llevarlo a la cama, lo llevó hacia el sofá haciendo que este se siente a horcajadas sobre él.
-¿No iremos a la habitación?-.
-No... creo que esta noche me convertiré en un pervertido-.
Gun se asustó un poco al escuchar a Mark, ya que su voz sonaba un tanto perversa. Mark supo inmediatamente lo que pasaba al chico sobre él.
-No te preocupes. No atacaré tu integridad como persona. Eso es importante para mí-.
-¿Entonces?-.
Mark introdujo sus manos al interior de la polera de Gun acariciando por todos los rincones de su torso.
-¿Te molestaría si te trato como mi secretaria?-.
Gun un poco confundido, asiente.
Mark instó a Gun a acercar sus labios y besarlos. Sus manos se ocuparon de desprender los pantalones de tela negro que llevaba exponiendo toda su masculinidad.
-Bien, mi querida secretaria. Me gusta tenerla así para mí, así que ya quiero poseerla. Su jefe se lo está pidiendo-.
El mayor cayó en cuenta de que el menor estaba jugando y decidió integrarse a su rol como secretaria y amante.
Con una sonrisa coqueta responde:
-Pero señor... ¿y si viene su esposa?-.
¡Vaya! El pequeño ha accedido a jugar, y esto provocó a Mark, quien desabrocha sus pantalones y expone su miembro.
-Ella no está aquí, se ha ido. Entonces, ¿puedo tenerla?-.
-Lo complaceré en todo-.
Mark bajó su mano por el trasero desnudo de Gun y llegó hasta su agujero donde introdujo uno de sus dedos mientras continuaba con sus besos en aquella boca que ya sentía una pequeña hinchazón.
-Ahh-. Gun soltó el gemido apenas separó los labios de Mark no siendo absorbidos por este.
-Eres rápido, ya está aflojado-.
Mark sacó sus dedos y acomodó su pene en aquel agujero ayudado por Gun, que ya había sentido el duro y despierto bulto rozando su entrada.
Lentamente lo ingresó llenando a Mark de completo placer al dejar que la otra persona tomara las riendas de las acciones.
-Así, bebé... hazlo así. Me encanta...-. Susurraba Mark.
Gun manejaba sus caderas a un ritmo moderado con movimientos circulares que daban más placer a su propio ser. Subía y bajaba haciéndolo cada vez más profundo para encontrar su zona sensible.
Mark apegó todo el tiempo su cabeza al hombro de Gun mordiéndolo de vez en cuando, en tanto sus manos seguían en su juego de toqueteo por sobre la polera de Gun que aún permanecía allí.
-Lo encontré-. Dijo Gun en susurros.
Mark supo a lo que se refería, y animó al chico a aumentar.
-Entonces, no pares. Continúa, bebé-.
-Ahhh, sí.. sí... Se siente... tan bien-. Respondió a sentir las manos del menor en su trasero, pellizcando con suavidad, pero con autoridad.
-¿Usted sabe que este atesorado cuerpo es digno de ser tomado?-. Susurró Mark cuando besó el lóbulo derecho de Gun.
-Ahh... Mi querido jefe... quiero...-.
-Y esto...-, tomó su miembro e inició a acariciar, -esto es mi preciada joya que cuidaré-.
La mano subía y bajaba del miembro de Gun.
-No... Esto se siente... tan bien...quiero venirme-.
Gun aumentó su velocidad para que la otra persona también cayera al precipicio del placer, consiguiéndolo de inmediato.
Gun se desvaneció en los brazos de Mark aferrándose fuertemente a él, sintiendo aún el miembro dentro de su cuerpo.
-Has dejado tu huella dentro de mí-. Dijo Gun con voz ronca.
-Y esta noche aún no termina-.
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