CAPÍTULO XXXVIII

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ADVERTENCIA: EL SIGUIENTE CAPÍTULO CONTIENE LECTURA +18 DE NIVEL MODERADO

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CAPÍTULO XXXVIII


Había pasado un mes desde que los hermanos pasaron a formar parte de una familia, siendo registrados como Jump Siwat Jumlongkul NaRanong y Aun Napat Jumlongkul NaRanong.
Un mes donde poco a poco comenzaron a acostumbrarse a su nueva vida. Ciertamente, también las primeras complicaciones básicas se habían presentado sin mucha dificultad por parte de los nuevos padres.
Gun preparaba la cena mientras los niños dibujaban en pequeñas mesitas instaladas en la sala, que había comprado Mark para ellos. Una forma de tener a los chicos a lo ojos de Gun, quien sorpresivamente se volvió un poco protector con sus hijos.
Mark llegó a la cocina y abrazó por la espalda a Gun, tomándolo por sorpresa.
-Oh, ya llegaste. ¿Qué tal todo en el restaurante?-.
-Bien. Aunque tus amigos te extrañan-.
-De hecho, precisamente de eso quiero hablar contigo-.
Mark se separó de Gun y quitó su terno.
-De acuerdo. Primero iré a saludar a los niños-. Dijo Mark saliendo de la cocina para encontrarse con Jump y Aun.
Al verlo, ambos se abalanzaron hacia él y gritaron felizmente.
-¡Papá!-.
-He vuelto, ¿Cómo se portaron con pá?-. Preguntó acariciando la cabeza de los infantes.
-Nong Jump se porta bien-.
-Aun, bien... bien...-. Respondió el más pequeño.
Mark les regaló una tierna sonrisa y tomó a sus hijos de la mano.
-Vamos, ayudemos a pá a cocinar-.
-¡Yeehh!-. Balbuceó Aun.
En la cocina, Gun preparaba algunas tortillas, plato favorito de Mark. Tenía en sus manos un cuchillo con el que estaba partiendo los tomates en trozos, cuando se volteó a ver a los tres hombrecitos ponerse un delantal de cocina.
-¿Qué hacen aquí?-.
-Queremos ayudar-.
Mark se acercó a Gun y le arrebató el cuchillo, tomó el tomate y retomó el trabajo de cortarlos.
-Bien, entonces, ustedes batirán estos huevos para la tortilla, ¿de acuerdo?-. Dijo Gun.
Colocó una banca para ayudar a los niños a alcanzar el borde de la mesa y le dio a cada uno un pocillo de plástico con un huevo cada uno, más una cucharita para batir. Algo simple, pero sin duda ayudaría a que los chicos se sintieran útiles.
Gun miró la escena de sus tres hombres ayudando en la cocina, y sin duda le causó mucha diversión, por lo que tomó su celular y se dispuso a grabar.
-¿Qué haces ahora?-. Preguntó Gun.
-Bueno, terminé con los tomates, ¿qué prosigue?-.
-Pica la cebolla-.
Gun tomó una cebolla y la colocó sobre la tabla de cortar.
-Bien-.
Mark comenzó a cortar la cebolla y a los segundos después, estaba botando lágrimas sin parar.
-Pica-.
Gun no pudo evitar reírse de su novio, llamando la atención de los niños.
-¿Por qué llora papá?-. Preguntó Jump.
-De alegría-. Respondió Gun.
Mark secó sus ojos con su antebrazo y continuó su labor. Posterior a esto, añadió los huevos batidos por los pequeños y ayudado por ellos, unió la cebolla junto con el tomate.
Toda la mezcla fue llevada a un sartén con aceite precalentado y los niños fueron alejados del lugar.
-Cuidado. Si está en llama alta, el aceite salpicará-. Advirtió Gun.
Mark depositó la mezcla y como podía preverse, el aceite salpicó, provocando que este se escondiera tras Gun.
-¡Oye! ¿Qué haces?-.
Entre tantas risotadas, Mark no se dio cuenta que la tortilla se estaba quemando, así que se apresuró a retirarla.
-Papá está estropeando la comida-. Gritó Jump, mientras Aun jugaba con los utensilios de cocina sin prestar atención a lo que sucedía.
-Eres un desastre en la cocina-. Dijo Gun.
-De todas formas, me amas-.
-¿Quién dijo eso?-.
Gun reía mientras le respondía al joven, este se acercó a Gun y le preguntó con voz susurrante.
-¿Me amas?-.
-No-. Contestó juguetonamente Gun.
-Ya verás-.
Gun terminó de grabar y optó por ponerse serio para terminar con la cena.
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Después de una entretenida cena familiar, los pequeños fueron trasladados a su habitación totalmente rendidos. Luego se fueron a su cuarto a descansar del largo día de trabajo y actividades.
Gun se acostó y posó su cabeza en el pecho de Mark, quien puso su mano alrededor de su cuello.
-¿De qué me querías hablar?-. Inició Mark.
-Pues, quiero trabajar-.
La posibilidad del trabajo estaba siempre presente. Lo retomaría el día siguiente que volvieron de su viaje en yate, pero ese mismo día los pequeños llegaron a sus vidas, por lo que Gun decidió posponer su anhelo para quedarse a cuidar a sus pequeños.
Mark comenzó a acariciar la cabeza de Gun y habló con calma.
-Nunca te lo he impedido-.
-Lo sé, es sólo que a mí me gusta trabajar y quiero volver. Pero, quiero hacerlo después de la boda y nuestra luna de miel-.
-Falta mucho tiempo para eso-.
Gun tomó un almohadón y golpeó la cara de Mark.
-¡No seas tonto! Nos casamos la próxima semana-.
El chico sólo reía y aceptaba los suaves golpes de Gun. Le encantaba lanzar comentarios que hacían reaccionar a su novio de esa forma.
-Por cierto, mañana debes ir con el diseñador para que te pruebes el atuendo. Debes estar a la 10 de la mañana-.
-Está bien. Pero, ¿tú irás conmigo o estarás con tu padre?-.
-Iré con mi padre, debo preparar todo para comentarle sobre ti y los niños. Quiero presentarle a mi familia antes de que nos casemos-.
Durante todo este tiempo, Mark no ha ido a casa de su padre, salvo para hacer algunos tipos de trabajos. Al contrario de Gun, sus padres estuvieron al tanto de la situación a través de videollamadas que realizaban. El mayor presentó a su futuro esposo e hijos, siendo aceptados y acogidos con la mejor de las formas.
-¿Mañana?-. Preguntó sorpresivo.
-Sí, pero primero almorzaré con él y le comentaré sobre ti. Si está dispuesto a aceptarlos, te llevaré para la cena, pero si no lo está, entonces que se olvide de mí-.
Gun no refutó lo que dijo Mark. En el fondo de su corazón, el padre de Mark era una persona cuyo interés no tenía en conocer, pero haría el esfuerzo por llevarse bien con el hombre que le dio a Mark una familia.
De pronto, se endereza rápidamente.
-Entonces, ¿qué pasará con los niños?-.
-Pueden ir contigo-. Respondió Mark moviendo su cuerpo a la misma posición que Gun.
-Sí, pero no me gusta la idea de aburrirlos con eso. Tal vez Kao y Boun puedan cuidarlos mientras no estemos disponibles-.
-Boun debe venir conmigo y Kao te acompañará-.
Gun frunció el ceño y se rascó la cabeza sacudiéndola pensando en alguna solución.
-Ya lo tengo. A una cuadra del restaurante, hay una pequeña guardería. Podemos dejar a los niños allí mientras realizamos nuestras cosas-. Propuso Mark.
La idea a Gun no pareció agradarle mucho por la expresión en su rostro. No le confiaba la seguridad de sus pequeños a cualquier persona desconocida.
-No estoy seguro-.
-Gun, no hay de qué temer. Además, no se atreverán a hacerles algún daño a nuestros hijos. Sabes de lo que sería capaz si se meten con los que me importan
-Bueno, si no tenemos otra alternativa. Aunque te informo que no los dejaré por más de una hora-.
-No te preocupes, no creo que demores más de una hora. Además, la boutique sólo queda a 15 minutos en automóvil-.
Algún encanto tenía Mark cuando hablaba que lograba la calma absoluta en el interior de Gun.
Una persona como este joven, tenía todo pensado y bajo control, así que no tenía forma de que las cosas salieran mal. Calmaba inmediatamente a la otra persona.
-Ahora que está todo solucionado, ven aquí-.
-¿Podemos pasar por hoy?-. Preguntó el mayor.
Mark tomó a Gun de los hombros y lo tiró hacia atrás con delicadeza, luego lo abrazó envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.
-Sabes que no te lo haría si no quieres-.
-Prometo que mañana por la noche seré tuyo las veces que desees-.
Gun puso su mano en la cintura y su cabeza en el pecho del hombre, sintiendo cómo el corazón latía lentamente, relajando sus emociones.
-¿Y qué me dejarás hacerte?-.
Gun hizo un gesto con la boca, y con un poco de picardía respondió a su novio.
-Tal vez sexo oral-.
-¿Eh? Pero a ti no te gusta el sexo oral-.
El chico de pelo castaño cambió su postura colocando el mentón sobre su mano colocada en el pecho de Mark, así pudo hacer contacto visual.
-Pero puedo considerarlo-.
El juego previo de Gun al dibujar círculos en el pequeño pezón de Mark, colocaban en jaque los controlados deseos de Mark.
-Me estás seduciendo, ¿lo sabías?-.
Gun sólo sonreía mordiendo sus labios. Mark enderezó su cuerpo obligando a su amante a levantarse de su puesto.
-¿Has leído "50 sombras de Grey"?-.
-Sí, lo leí. ¿Por qué?-.
-Entonces sí sabes lo que sucede cuando la protagonista muerde sus labios-.
Gun mordió nuevamente sus labios intencionalmente.
-Puedo apostar por ello-.
Mark se abalanzó encima de Gun como si fuera un león hambriento acechando su presa, y comenzó a besar sus labios cambiando de dirección a sus mejillas, orejas y cuello.
Cuando estaba en su oído, susurró.
-Me has despertado, ¿qué podemos hacer al respecto?-.
-Tendrás que soportarlo-.
-Puedo explotar-.
Cuando finalizó su frase, Gun se apresuró a besar a Mark con la intención de seguir continuando con sus anhelados besos en su piel. Tomó la mano derecha de Mark y la guio lentamente hacia su entrepierna.
-Entonces, sólo te dejaré que me calmes-.
Mark sentía como si hubiera corrido una maratón al sentir la rapidez de los latidos, acompañado del sudor en la frente.
Pudieron haberse acostado demasiadas veces, pero siempre se sentirá como la primera vez que lo hicieron.
Mark comenzó a acariciar despacio su miembro, haciendo reaccionar el cuerpo de Gun en pequeños arqueos. Sus caderas iniciaron un movimiento sensual y erótico que combinaba con el ritmo de la mano de Mark. El instrumento final para esta melodía, sin duda eran los gemidos suaves de Gun, quien también comenzó su labor ingresando su mano por el interior de los boxers de Mark.
El juego placentero entre ambos hombres duró un poco más de lo esperado, pues disfrutaron cada momento de los choques de deseo y lujuria que se entregaban mutuamente.
No les importó en lo más mínimo que sus manos estuvieran ensuciadas con sus fluidos corporales, sólo querían entrelazar sus manos fuertemente para no volver a soltarlas.
Gun miró seriamente a Mark y comenzó a hablar.
-Mark, nunca me dejes. No lo hagas, por favor. Quédate siempre a mi lado-.
El oyente se acercó a Gun y apegó su frente junto a su nariz.
-Eres la persona que cambió mi mundo, mostrándome algo mejor. ¿Cómo podría dejarte si no puedo ni siquiera soportar no tenerte? -.
-¿Lo prometes?-.
-Te lo prometo, amor-. Respondió Mark tajante.
El corazón de Gun guardó esa promesa, como si fuera el tesoro más grande de su vida.
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