Capítulo 37
Excalibur
—Es demasiado—contesté rompiendo el silencio qué se había generado después de las palabras de Lancelot.
Miré el rostro de Arturo, tenía su semblante serio y estaba muy pensativo.
—Lo haré, estoy de acuerdo. Pero yo también tendré condiciones—respondió con una voz más ronca de lo normal.
Por mi parte ya no dije más, entendía a la perfección qué quería proteger su reino, su pueblo, su gente. Pero aun seguía preocupada, estresada y con mucha impotencia.
—Estén listos al amanecer—fue lo último que dijo Arturo antes de adentrarse un poco en el bosque.
Quise ir detrás de él pero creí que necesitaba su espacio, así que no lo hice.
No lo vi hasta el amanecer.No había conseguido pegar un ojo en toda la noche, sin embargo no me sentía exhausta. Estaba lista para todo aquella mañana. Lo único que comí fue una manzana y bebí bastante agua para mantenerme con energía.
Nos acercamos más al pueblo Sajón, se sentía una energía diferente, nada comparada con Camelot.
Todos nos mantuvimos alerta, no sabíamos si podrían tenernos preparada una emboscada.Nos detuvimos a unos 50 metros de donde ellos estaban. Entonces se escuchó un cuerno.
Un hombre sonaba un cuerno para anunciar nuestra llegada. Entonces varios hombres ya estaban preparados, tanto como nosotros.Yo tenia listo mi arco, nunca se sabe cuando debes disparar.
De entre todos los guerreros sajones se abrió paso para dar entrada a su líder; Mordred.
Tenía que admitir, tenía un buen aspecto.
Era alto, peli negro, semblante serio, cejas pobladas, ojos medianos, y tenia barba.Lancelot se acercó aún galopando al ejercito de Mordred y un hombre Sajón se acercó a él también. Supuse que era para discutir los términos.
Tardaron un poco pero al final se decidió qué una vez que alguno de los dos perdiera el duelo o que se rindiera, el otro tomaría el lugar como rey del Reino enemigo.
Otra de las condiciones fue qué en el caso de que uno de los dos muriera, podía tener un entierro digno en su Reino.
Otra que no se podía matar a ningún otro hombre.
Y por último, fueron qué ningún otro hombre podía entrometerse en su lucha.
Si uno de los dos rompía alguna de las condiciones, entonces sería el comienzo de una guerra desatada.Estaba por comenzar el duelo, y antes de que Arturo se acercara al centro de todo, le tome la mano si decír absolutamente nada.
—No te preocupes, tengo a Excalibur—me dijo.
Según lo que había leído en literatura, Excalibur era el nombre de la espada del Rey Arturo.
Arturo se alejó de mi soltando mi mano, y se acercó hasta el centro, donde todos los demás mirábamos, casi listo para luchar contra Mordred.
Arturo saco su espada, y le dio una vuelta por el aire, haciendo qué la velocidad del movimiento se escuchara ensordecedor. Y entonces se vio una luz en ella, como si la espada cobrara vida.
Si eso era real, siendo así yo no había alucinado el día que casi me quemaban en la hoguera. El hecho de que la espada rompiera las cadenas qué me mantenían prisionera y que la espada volviera exactamente a su mano no había sido una alucinación mía.
Era real, la espada era real y yo estaba ahí presenciando tal poder de la espada.
Y entonces la espada y Arturo se volvieron uno.
Lo vi desplazarse con gran velocidad evitando los espadazos del enemigo. Protegiendose bajo su escudo, atacando como si no hubiera un mañana.Nosotros gritabamos efusivamente por que Arturo se estaba luciendo increíble.
Pero de un momento a otro todo se volteó como una moneda.
Primero iba ganando él y después Mordred.Ambos sangraban del rostro, Arturo ya tenía una abertura cerca de una de sus cienes y Mordred tenia el labio roto. Estaban rojos, empapados de sudor. Agotados.
Pero ninguno de los dos cedía. Y yo sabía que a Arturo por ninguna circunstancia sería el primero en ceder. Era ganar o morir.
La pelea continuaba, en un movimiento brusco de ambos las espadas salieron volando en alguna dirección. Ahora sería a puño cerrado.
Arturo nuevamente estaba tomando la delantera, sus puños habían impactado el rostro del otro haciéndole retroceder un par de veces y entonces ambos fueron a dar suelo.
Mordred estaba de espalda contra el suelo y Arturo se le abalanzó.
Estaba cerca, muy cerca y tomó la espada de Mordred, que esta tirada a un lado.
Todo fue demasiado rápido. Estaba por enterrarsela en el pecho cuando uno de los hombres de Mordred se acercó peligrosamente a la espalda de Arturo, tenía una daga en la mano derecha, podia verlo desde mi punto.Estaba por romper una de las condiciones y lo peor de todo, estaba por asesinar a Arturo.
Pensé rápido, alcé mi arco y apunté.
Estaba algo lejos pero por supuesto que no dejaría que mataran a Arturo.Solté la flecha.
El hombre que había roto el tratado cayó al suelo con la flecha impactada en su cabeza.
Eso provocó qué Arturo se distrajera, así que volteó a ver al hombre que estaba detrás de él.
Entonces Mordred le arrebato la espada a Arturo, e instintivamente ambos se pusieron de pie con un poco de lentitud.Y en ese instante corrí lo más rápido que pude.
Mordred estaba a milésimas de segundo de atacar a Arturo y entonces me posicioné justo frente a Arturo, siendo un escudo entre él y el enemigo.Mordred me miró directamente a los ojos.
Le apunté con mi arco.
—Haz roto las condiciones—me dijo bruscamente.
—Las rompió uno de tus hombres—contesté con mayor brusquedad.
Arturo me tomó del brazo y se posiciono justo frente a mi, protegiendome de la espada de Mordred.
Me hice un paso hacia la derecha, sin dejar de apuntar hacia nuestro terrible enemigo.
—Ni siquiera le toques un solo cabello—dijo Arturo con frialdad.
Mordred volteó a mirarme burlón.
—Ha comenzado la guerra y no saben lo mucho que me voy a divertir—.terminó de hablar Mordred, entonces dejó de apuntarnos con su espada y dio media vuelta para alejarse.
(...)
CAPÍTULO NO EDITADO
Sky<tres
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Viajando A La Época Del Rey Arturo.
Historical FictionUna caída de la cama que te llevaría hasta la cama del Rey Arturo. Un viaje en el tiempo, conocer al Rey Arturo, su caballero Lancelot y sufrir de amor, guerras y demás. Acompaña a Sofia y Arturo en esta aventura. (...) -¿Puedo preguntar quien ere...