Capítulo 7 Una Pequeña Mordida

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Capítulo 7
Una Pequeña Mordida

—La cocina es toda tuya—.
Me sentí genial al escuchar eso, significaba que podría hacer lo que quisiera en aquel lugar, claro refiriéndome a la cocina.

—Bueno, manos a la obra— era consciente de que cocinar sería más complicado ahora, ya que carecía la mayonesa, y de algunas otras cosas.

Me adueñe de la cocina como si fuera un ama de casa, ¿quien lo diría?.
Sabía cocinar pero no era una de mis actividades favoritas, y ahora estaba cocínando para alguien importante, tenía que lucirme.

Mientras hacía unas cuantas mezclas para sustituir la mayonesa sentí la mirada de cierto hombre de ojos color aceituna.

—¿No tienes otra cosa mejor que hacer que verme cocinando? —pregunté con gracia.

—No prefiriria otra cosa más que verte cocinar algo que es para mi, y aunque suene increíble no hay cosa más importante que esa—sonrió.

No dije nada, ciertamente me había quedado sin palabras.

Corte papas y las hice para acompañar las hamburguesas que había terminado de cocinar.

Al finalizar los serví en un plato y lo puse frente a Arturo.

Se quedó analizando lo que había preparado.

—¿Tienes miedo de que le haya puesto veneno? —pregunté seria.

Después de decir aquello tomó la hamburguesa y le dio una gran mordida.

—Espera, aún falta que le coloquemos salsa de tomate— me miró como si no comprendiera.

Coloqué un poco de la salsa que había preparado y comenzó a comer, comenzó con las papas y después siguió comiendo su hamburguesa.

No tardo ni cinco minutos cuando ya había terminado las dos hamburguesas que le había puesto en el plato.

—Me encanta—mencionó al finalizar.

Sonreí.

Y de un momento a otro se abalanzó sobre mi y mordió el lóbulo de mi oreja.

—Aún tengo hambre — dijo muy cerca de mi oído. Apenas llevaba poco tiempo estando con él y sin embargo me hacía sentir de una manera explicable. No podía decir que estaba enamorada, simplemente me sentía atraída. Solté un leve gemido al escucha aquellas palabras que apenas yo pude escuchar.

—¿Quieres la mía?—dije entre balbuceos.

—No es necesario, quiero verte comer—contesto acomodándose en su lugar.

—De acuerdo, mientras como, ¿podrías hablarme sobre ti? — dije.

—Por supuesto, dime que quieres saber—respondió con gran naturalidad.

—Pará empezar dime, ¿cuál es tu color favorito —pregunté.

—Ciertamente podría decir que es el color naranja, pero el naranja de un atardecer no el de una naranja—contestó gracioso.—¿Cuál es el tuyo—.

—Podría decirte que es el color azul y el amarillo—respondí colocandome una papa frita en la boca.

—¿Y cual es la razón por la que te gustan esos colores? —preguntó.

—No sabía que tenía que tener una razón para ello—mencioné.

—Es obvio, como te dije, a mi me gusta el naranja porque está ligado a un atardecer—contestó.

Bueno en cierto sentido tenía razón.

—Bien, digamos que me gusta el azul por que es como el cielo, y el amarillo por la flores —respondí tajante.

—Buen punto, son colores hermosos—contestó.—Despues hablemos de mi, ahora tengo que hacer preparativos y pedir algunas cosas—.

—De acuerdo ¿necesitas ayuda con algo? —pregunté.

—Bueno, ahora que lo mencionas, ¿te podrías hacer cargo de los preparativos del baile? —preguntó, y pude ver súplica en sus ojos para que respondiera que si.

—Pero es que no se... —mire sus ojos nuevamente—De acuerdo, lo haré pero necesito ayuda.

—No te preocupes, pondré a tu servicio a personas que te ayuden, solo necesito tu ayuda con eso ya que el baile será en diez días —comentó.

—¡¿DIEZ DÍAS?! Eso es muy poco tiempo, no creo lograrlo, ¿y si me voy antes? —pregunté.

—Por favor ayúdame con esto, te compensare después—suplicó.

—De acuerdo—.

Ni siquiera sabía que tenía que hacer, esto definitivamente era una locura.

(...)

Sky<tres

CAPITULO NO EDITADO

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Viajando A La Época Del Rey Arturo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora