Capítulo 4 El Suelo Es Lava

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Capítulo 4
El Suelo Es Lava

Me encontraba en la cama de aquel rey que estaba hecho para morirse. Me sentía sumamente nerviosa al compartir una habitación con un hombre.
Dios ¿por que tenía que estar tan bueno?

Estaba inquieta a un nivel que no podia respirar, no sabía si iba a dormir en la misma cama a mi lado.

Yo no podía estar tan cerca, era bastante peligroso. El en sentido de que no quería dejarme llevar por el momento o esto se iba por un lado al que no quería llegar.

Mis manos sudaban al mimo tiempo en que temblaban. Él pareció notarlo.
Tenia que tranquilizarme.

-No dormiré a tu lado si es lo que te hace estar inquieta- dijo mientras se quitaba la camisa o lo que fuera que traía puesto.

Pero Dios nunca te pone las cosas fáciles, me estaba deleitando con aquel abdomen, y no pude evitarlo.

Probablemente era el hombre más guapo que había visto en mi vida.
Trague saliva.

Me acoste tapandome con la sábana.
Hacia frío.

Él se había acostado sobre una manta que estaba en el suelo.

Me preguntaba si no pasaría frío estando acostado en el suelo.

—¿Estas dormida? — preguntó, su voz sonaba más serena de lo normal, como si estuviera relajado.

—No puedo dormir— contesté. Estaba segura de que no iba a conciliar el sueño en los días que podría estar ahí, y eso me hacía estar inquieta hasta cierto punto. Extrañaba a mamá y también a mi hermana. Esta habría sido la primera vez que no estaría con ellas.

—¿Y es lo que te hace estar despierta? —preguntó.

—¿En serio me estás preguntando eso? — respondí. Sabiendo él, que yo venía probablemente del futuro ¿de verdad me estaba preguntando aquello?

—De verdad —lo miré. Me senté en la cama y me recargue en la cabecera de la cama y mire el techo, como si mi vista se perdiera en un punto fijo.

—Sobran motivos para perder el sueño—solté un suspiro.

—Cuéntame —el también se sentó y se recargo en la pared de la habitación.

—Me siento extraña estando aquí, tengo que pensar en una manera de regresar a casa si es que existe una manera, extraño a mi familia... —solté nuevamente un suspiro.

—No te preocupes, si hubo una forma de que llegaras aquí, debe haber otra manera de que vuelvas— respondió.

Lo miré directamente a los ojos.

—¿Crees en cosas del destino?— pregunté.

—Eso creo —respondió.

—¿Crees que mi destino sea estar aquí?— de algún modo, cuando él respondía a mis preguntas me hacia sentir apoyada, como si realmente no estuviera sola.

—Bueno, ya estas aquí, debe haber una razón importante para que vinieras ¿no crees? —respondió—Haz lo que tengas que hacer aunque no sepas que sea, y mientras lo averiguas, encuentra una forma de volver a casa— sonrió.

De alguna manera aquellas palabras me habían confortado, aquello lo había dicho de una manera tan perfecta que probablemente tenía razón.

—Gracias — sonreí.

—¿Por que? — preguntó.

—Por confortarme, de verdad lo necesitaba—el gesto que hizo a continuación hizo que me derritiera, sonrió de una forma tan tierna y varonil a la vez que hizo que se me erizara la piel.

—Cuando lo necesites—respondió.

—El suelo es lava— dije en voz alta.

—¿Qué significa eso? —preguntó.

Me reí, me encantaba que no entendiera muchas cosas.

—Es un juego —respondí.

—¿Que clase de juego? —

—Conciste en decir "el suelo es lava" y  tienes 3 segundo para no pisar al suelo, te puedes subir a donde tú quieras, pero si después de los tres segundos sigues estando en el suelo perdiste— dije riendo.

—¿Quieres decir que acabo de perder?— preguntó.

—Eso creo— respondí

—No es justo, tienes que darme otra oportunidad — contestó

—Esta bien, el suelo es lava, uno, dos, tres—y en el tiempo de esos tres segundos su silueta se movió como un rayo y salto en la cama, técnicamente encima de mi.

Su rostro quedó a centímetros del mío, que podía sentir su aliento mezclarse con el mío, sus ojos miraron directamente los míos sin dejar de mirarlos ni un solo segundo.

Un brillo especial decoraba sus ojos color aceituna. Me cautivaron, como si no hubiera cosa más bella en el mundo que ellos.

Se acercaba más y más a mi rostro y podría jurar que nuestros labios se rozaban, sentí el calor en mis mejillas.

—La cama es lava—logré decir antes de que nos hubiésemos besado.

El sonrió, y después se levantó de encima de mí.

Mierda, si no hubiera dicho aquello no se que podría haber pasado.

—Pensé que sólo era con el suelo —dijo levantandose, se paró frente a la cama y me miró.

Me estaba proporcionando una vista perfecta de sus pectorales. Trague saliva por milésima vez en esa noche.

No respondí, estaba totalmente embelesada con aquel panorama.

El pareció notarlo y entonces salí de mi trance, mis mejillas se pusieron aún más coloradas.

—Hace frió, ¿no prefieres dormir en la cama? —pregunté.

¿QUÉ MIERDA ACABABA DE DECIR?

—Si insistes—respondió.

Se acostó al lado mío y se tapó igualmente con las sábanas.

Me hice más a la orilla, no quería estar tan cerca, podría ser un verdadero peligro.

Esa noche no iba a poder conciliar el sueño, definitivamente.

(...)

Sky<tres

CAPITULO NO EDITADO


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Viajando A La Época Del Rey Arturo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora