Capítulo 12 Converse Color Rojo

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Capítulo 12
Converse Color Rojo

Nuevamente estabamos practicando con las manzanas, de alguna extraña forma me había vuelto más rápida con mis movimientos.

—Me pregunto si ¿no tienes mejores cosas que hacer?—le dije a Arturo mientras yo lanzaba una flecha a una manzana.

—Increíblemente no hay nada mejor que esto—contestó al instante.

Horas habían pasado mientras practicaba a mi lado. Estaba tan entusiasmada.

—Supongo que es hora—dijo de la nada mientras seguíamos en lo mismo.

—¿Hora de qué?—pregunte mientras me sentaba en el verde pasto.

—Iremos esta noche con Merlín, tenemos que hacerle una visita—respondió con una sonrisa.

—Mentiría si te dijera que no tengo curiosidad por conocerlo, a él y a Arquimides—conteste.

—Te sorprenderás, ya lo verás—dijo ofreciéndome una mano para levantarme del suelo. La cual recibí gustosa.

Pasaron horas hasta que llegó la hora de irnos, estaba nerviosa porque quizá Merlín me podía ayudar a descubrir la forma de regresar a casa.

Habían preparado un caballo para que partieramos.

—Consideré  la idea de usar dos caballos pero creo que esta noche será mejor solo usar uno, odio la idea de que quieran atacarnos o algo así—asentí.

Me ayudó a subir al caballo y enseguida se subió atrás mío.

La confianza entre él y yo había crecido de una manera tan profunda e inexplicable que el bromeaba conmigo, lo había estado haciendo todo el tiempo mientras entrenabamos hasta el punto de morder mi rostro o decir cualquier tontería. Me encantaba, no me aburría.

Habíamos andado a caballo por aproximadamente media hora. Era algo lejos.

Había una pequeña casa de piedra a mitad del bosque, tal cual se mostraba en las películas, que gracioso. Por un momento se me cruzó por la cabeza la idea de que alguien del futuro conoció a Merlín y por eso la existencia de las películas.

—Hemos llegado—dijo Arturo mientras bajaba del caballo, e inmediatamente alzó sus brazos para ayudar a que yo bajase del caballo, es que amo la caballerosidad de este hombre.

Caminamos hasta la puerta que apresuradamente se abrió mostrándome a un hombre un poco bajo, de un aspecto tan gracioso que casi me echaba a reír frente a él.

—Arturo—dijo mientras recibía a Arturo con los brazos abiertos, ambos se daban un grato abrazo.

Entramos a la casa, me quede con la boca abierta, literalmente estaba gigante esa casa, por fuera era algo tan pequeño y por dentro podían caber 20 elefantes.

—Te dije que te sorprenderias—dijo Arturo tan cerca de mí oido que se me erizo rápidamente la piel.

—Aquí estas hijo mío—dijo otro hombre. Su aspecto era como del futuro, esta muy sorprendida.—Y Ahí estás hija mía—dijo dirigiéndose a mí con un abrazo.

Viajando A La Época Del Rey Arturo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora