Capítulo 41 Ventajas Y Desventajas

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Capítulo 41

Ventajas Y Desventajas

Ginebra

Mi plan estaba comenzando a idear y formarse dentro de mi cabeza, estaba utilizando la poca cordura que me quedaba y sobre todo la paciencia que cabe recalcar que era muy poca.

Me puse a repasar los viejos escritos del reino, tenía que encontrar algo que me ayudara a deshacerme de Lily, algo donde dijera que ella no podía hacerse cargo del reino si es que el Rey; mi padre fallecia. 

Mi tío estaba sentado revisando junto a mí, era la persona en la que más confiaba estando aquí, me estaba apoyando. 

Pensé en escribir una carta a Lancelot, Arturo y Sofía, pero ellos seguramente estarían más ocupados de lo que yo estaría y no quería entristecerlos o preocuparlos, por lo que decidí mantenerme en silencio y guardarmelo para mí misma, tal vez cometia un error, pero por ahora así lo matendría. 

—Deberías de dormir un poco, tienes unas grandes bolsas debajo de esos ojos—Dijo mi tío de la nada, distrayendome de lo que estaba leyendo. 

—Si estoy cansada pero no voy a descansar hasta detener a esa intrusa—. Contesté exasperada. 

—No vas a lograr nada estando cansada—insistió. 

Lo ignoré por unos segundos. Tenía razón.

—Estaré un rato más y después iré a dormir pero deberías de seguir tu propio consejo, te necesito saludable porque eres la única persona que me apoya en este momento.— Le respondí con un poco más de paciencia.

—Está bien, iré a dormir en cuánto tú lo hagas— Respondió con una sonrisa. 

—De acuerdo—Dije riendo. 

Durante una hora más estuvimos mirando bastantes escritos, entre ellos pergaminos con leyes que mi padre y mi abuelo habían decretado. Hasta que encontré uno en particular. 

—¡Tío mira esto! El abuelo decreto esto durante su reinado—. 

Mi tío se acercó rápidamente a leer el pergamino dónde claramente estaba el sello real de mi abuelo. 

En pocas palabras, quedaba estrictamente prohibido que la esposa del Rey reinara, salvo en el caso de que no hubiera nadie como sucesor al trono o que el Rey que estuviera cambiara tal decreto. 

—De acuerdo, esto es una espada de doble filo— dijo él preocupado, por lo que pude notar en su voz. 

—¿A que te refieres?—pregunté confusa. 

—Tenemos dos ventajas y dos desventajas ¿Cuál quieres escuchar primero?—Preguntó. 

—¡Sólo hábla ya! Estoy desesperada— dije casi gritando.

—Está bien, primero las ventajas. Claramente ella no puede obetener la corona porque tú y yo seríamos dos sucesores al trono en caso de que... ya sabes, tu padre muriera, la segunda ventaja es que ella no sabe esto.—dijo con una voz suave. 

—Ajá ¿Y cuales son las desventajas?— preguntes en mi máximo punto de desesperación. 

—La primera es que si se entera de que existe tal mandato podría convencer a tu padre de que lo anulara...—Después de decir eso nos quedamos en profundo silencio porque los dos sabíamos que tenía cautivado a mi padre y probablemente no sería difícil para ella convencerlo. 

—¿Y cuál es la otra desvetaja?— terminé con el silencio que habíamos creado. 

—Que tú y yo somos sus blancos perfectos en caso que no logre convencer a tu padre de eliminar el decreto.— 

Viajando A La Época Del Rey Arturo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora