CAPÍTULO TRES

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∆Chase Huntley∆

Tenía todo listo para la cita con Lilith; vino, música, preparé un plato que sabía con certeza que le gustaría. La luz tenue de las velas le daba un toque romántico. Sé perfectamente que ella busca lo mismo que yo.

Minutos antes de lo acordado, llegó mi visita.

—Primero que nada, no quiero que nadie sepa que estuve aquí contigo. —Ese fue su saludo.

—¿Por qué, tienes miedo de lo que puedan pensar o decir? —Me reí en voz alta.

—No es eso, es solo que nadie sabe que hago este tipo de cosas.

—Ya veo, lo has hecho antes.

—Si —dijo apartando la mirada.

Me mordí el labio inferior y lo guíe hasta una de las habitaciones de mi apartamento.

—¿Tienes prisa? —Lo lancé a la cama.

—N...no —Tenía cara de no saber mis intenciones.

—Perfecto.

Lo comencé a atar a la cama en lo que hacía todo tipo de preguntas estúpidas.

—¿Vamos a ser solo nosotros dos? —preguntó con curiosidad —. Pensé que ibas a traer a alguna amiga.

—Oh y lo haré. —Sonreí de lado mientras terminaba de atarlo a la cama—. Traeré a una amiga, pero a ella solo me la voy a follar yo.

—¿Cómo? —forcejeó.

—Deja de intentarlo, están bien atadas. —Me acerqué a la mesa y de uno de los cajones, saqué una caja.

—¿Qué es eso? —cuestionó con un ápice de preocupación.

—Es lo que te va a acompañar por el resto de la noche. —Lo miré con maldad.

—Chase, ¿qué es todo esto? —Continuaba forcejeando.

—Hoy aprenderás lo que es BDSM a mi manera. Es tu última oportunidad, ¿te quedas o te vas?

—Me quedo. —Tragó saliva y dejó de hacer fuerza contra el material.

—Bien. Te diré lo que vamos a hacer. —Saqué el vibrador de la caja y probé las velocidades en mi mano—. Yo voy a tener una cita con mi "amiga" y luego me la voy a follar en el cuarto de al lado. —Me miró extrañado—. Pero no te preocupes—concluí—, tu también tendrás tu momento.

Me acerqué a la cama, bajé sus pantalones y me encontré con una polla a mitad de camino, pero eso lo arreglaría pronto.

Acerqué mi boca y lamí la punta —No quiero escucharte —dije tranquilamente.

—¿Qué?

—Cuando esté cenando con ella y luego, cuando me la esté follando, no quiero escucharte gemir o hablar. —Luego de lamer un poco, encendí el vibrador y aumenté la velocidad de las vibraciones. Coloqué el vibrador en su pene y como estaba lo suficientemente erecto como para que se mantuviera en su sitio, una sonrisa salió de mis labios y un gemido por parte de él.

—¿Te quedó claro lo que va a pasar esta noche? —le pregunté mientras me acomodaba el traje.

—Si —gimoteó mientras se movía de un lado a otro—. Pero después de nuestros encuentros aquí no ha pasado nada.¿Entiendes, Chase?

Le sonreí en señal de aprobación y cerré la puerta de la habitación con llave al salir.

Mi cara volvió a su estado serio al escuchar a alguien llamar a la puerta. Sabía perfectamente quién era.

ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora