CAPÍTULO DOS

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∆Chase Huntley∆

Estaba listo para bajar por el correo pero me detuve en seco tras escuchar ruidos inusuales provenientes del apartamento seis, el cual se encontraba frente al mío.

Me pareció extraño escuchar algún tipo de sonido en ese rellano, ya que yo vivía solo y el apartamento número seis estaba vacío.

Según Aaron, alguien lo compró, pero el dueño nunca hizo acto de presencia en el edificio.

Las cosas se ponen interesantes, reí por lo bajo y seguí mi camino.

Luego de recoger el correo tenía planeado un espacio para mi hobbie favorito, pero mis planes estaban a punto de cambiar a mejor.

—Buenos días, vecina —la saludé cordial e hipócritamente.

—Serán para ti. —Me dió una mirada fría y una sonrisa fingida. Abrió el buzón y sacó su correo de mala gana.

—Al parecer el embarazo la tiene de un humor muy particular —me atreví a decir —¿De cuántos meses está? ¿Ocho?, ¿siete? —Solté una pequeña risa.

—Si le parece que la desaparición de un esposo no es suficiente motivo para estar mal, voy a comenzar a mirarlo mal, señor Huntley —expresó con una risa sarcástica.

—Es cierto —comencé a decir— ,el señor Wheatley desapareció. —Hice una pausa —¿No cree usted que cabe la posibilidad de que su marido haya aprovechado los secuestros para irse con otra mujer?

—¿Qué? —Me miró con rabia—. Fred nunca me haría eso, además, ¿quién coño se cree usted para meterse en mi matrimonio?, si ni siquiera lo conozco, imbécil —concluyó dirigiendo su atención a las cartas.

Levanté los brazos en señal de paz —Adiós, señorita Amber. —Subí unos escalones mientras inspeccionaba el correo en mis manos.

Escuché una de las puertas abrirse y al girar mi cabeza, del apartamento uno salía un muchacho bastante atractivo; cabello largo y rubio, facciones definidas, labios gruesos y ojos negros. Era delgado pero no esquelético. Me mordí el labio inferior y continúe revisando mis cartas.

Iba a subir a mi apartamento, pero en mi cabeza algo me obligó a volver a mirar.

Al volver mi vista hacia él me quedé con varios detalles de la situación. Su cara se me hacía conocida.

—Buenos días, Amber. —El chico la saludó.

Me quedé mirando la reacción de Amber, ni siquiera le contestó el saludo. Continuó mirando sus papeles. Subió corriendo las escaleras, empujándome a su paso.

—Bueno, en fin. —Él me notó, mirándome con curiosidad—. Oiga, usted es el vecino nuevo, ¿verdad?

—Si, soy Chase Huntley, del apartamento cinco —Le estreché la mano—, ¿y usted?

—Yo vivo aquí en el primer apartamento —me respondió señalando la puerta por la que acababa de salir—. Mi nombre es Andrew Hirsch y vivo con mis padres. Bueno...—Su rostro se entristeció— con mi madre porque mi padre desapareció.

—Lo lamento mucho, señor Hirsch. —Aprieto ligeramente los labios.

—Oh, vamos, solo tengo veinte años, no soy tan mayor —aclaró entre pequeñas risas.

—Si, aunque no se te ve muy afectado por la desaparición de tu padre. —Guardé las cartas en mi bolsillo.

—En realidad el viejo no era buena gente. —Las risas desaparecieron—. Le daba dolores de cabeza a mi madre entre otras cosas.

ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora