EXTRA 1

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<Andrew Hirsch>

Tuve que dejar a mamá durmiendo en casa para poder venir a "Phillies" con Lilith y Chase, quienes me invitaron bajo la excusa de "la universidad te está amargando". Además, ya ellos dos se habían encontrado en este sitio primero, dijeron que era recomendable por su confort.

—¿Por qué hace tanto frío? —Me rocé un poco el brazo derecho y en ese momento el camarero venía pasando así que Chase lo llamó con un chasquido de dedos.

—¿De qué hablas? Yo tengo calor. —Lilith a mi lado, me toca el cuello para intentar saber si tengo fiebre o no—. Estás más frío que un muerto, Andrew. ¿Te sientes bien? —Asentí restándole importancia.

Chase va pidiendo lo que sea que quiera, yo hasta he perdido el apetito con esto de cargar con la muerte de Amber, entonces solo ordeno un té helado. El camarero me regaló una mirada un tanto especial que me ruborizó.

—¿Busca usted algo que mi amigo pueda tener? —pregunta Huntley con la cara cerrada en incomodidad.

—N... no, señor. —El camarero comenzó a ponerse nervioso.

—Entonces puede irse, antes de que cambie de opinión y quiera hablar con su jefe. —El joven abrió excesivamente los ojos del susto y avanzó hasta las mesas de más adelante, huyendo de la nuestra—. Estos camareros de hoy son un descaro —habla para nosotros, arreglando su corbata con la mandíbula tensa.

—¿No vas a comer nada, Lilith? —No me pareció verla pedir algo.

—No soy mucho de comer. —Crispó los labios en broma pero aún así me preocupaba que no comiera debidamente.

—Hmmm —asentí inconforme con su respuesta.

—En lo que esperamos, ¿por qué no hablamos de algo interesante? —propone ella y echa una mirada por encima del hombro a Chase, que se encuentra frente a mí, aún con su cara seria.

—¿Y qué se te ocurre? —aporto algo a la conversación ya que me he notado demasiado calmado y no quiero que piensen que me pasa algo.

—¿Algún paciente del que quieras contarnos, Chase? —Se gira a él con una sonrisa graciosa y las cejas alzadas.

—Un paciente... —Él, que hasta el momento había estado recostado por completo al asiento, inclinó su cuerpo hacia adelante y se tocó la barbilla, pensativo—, creo que sí hubo una en especial que hasta el momento me tiene queriendo conocer más sobre la mente humana.

—¿Quién es, quién es? —Lilith dio unos mini brincos sobre su silla.

—Pues, digamos que esta paciente carga con compañeros dentro de ella. Es un tema bastante jodido.

Lilith se atragantó con su saliva, tuve que darle golpecitos en la espalda.

—¿Estás bien, o... —Negó con su mano y se puso a buscar algo por las demás mesas con su mirada.

—Y, cambiando de tema. —Ella se fija en una mujer de la mesa contigua a la nuestra— ¿Podrías decirnos algo sobre esa mujer que nosotros no sepamos? —La señala y luego disimula arreglando su cabello blanco.

Chase se toma su tiempo para analizar a la mujer, lo hace con tanta naturalidad que pareciera estar haciendo cualquier cosa menos eso, pero a la vez es tan intenso en su trabajo que pareciera estar mirando directamente a su alma, escrutando en sus más oscuros secretos.

—Está casada y tiene una aventura con otro hombre, el que está con ella ahora mismo. Él está estudiando derecho, de la maleta que tiene en el suelo, sobresale la portada de uno de sus libros.

—¿Cómo sabes lo de la infidelidad? —Lilith me leyó la mente al preguntar eso.

—Tiene la marca del anillo en el dedo anular de la mano derecha. Se nota que se lo quitó antes de entrar.

Subí las cejas y puse los labios en una raya del asombro.

—Que observador.

El mismo camarero que nos había atendido antes venía con una bandeja con algo que no detallé.

—Aquí tiene, señor —Dejó reposar una botella de vodka abierta sobre la mesa y mi té helado.

—¿No hay nada para Lilith? —Hice saber mi inconformidad.

—No, Andrew, no quiero nada —insistió.

Arrugué la frente.

—Trae una ensalada para ella, por favor. —Le pido amablemente al camarero quien asiente y me guiña el ojo de manera provocativa.

—Si me disculpan, tengo que hacer algo —comunica Chase y hace un ademán con su mano indicando que lo que debía hacer sería una tontería.

Asentimos a la par y él se giró en su silla, sonriente, pero con la misma sonrisa se levantó y pegó sus nudillos en la nariz del camarero de forma violenta. El sujeto comenzó a sangrar por las fosas nasales y su bandeja había caído al suelo. Todos en el restaurante se quedaron petrificados mirándonos. Yo no supe cómo reaccionar en ese momento, volví mi vista a Lilith, quien ya me estaba fulminado con la mirada y cubriendo la mitad de su rostro con vergüenza.

—¡Voilà! —Chase se sacudió el hombro y se sentó junto a nosotros de nuevo— ¿De qué estábamos hablando?

De reojo vi como el camarero recogía la bandeja mientras se limpiaba la sangre de la nariz y se marchaba sudando rabia por cada poro de su cuerpo.

—Hablábamos de la manera en la que te voy a arrancar las pelotas cuando vuelvas a hacer algo así, Chase Huntley —dictaminó Lilith.

—Perfecto —Él mojó sus labios con vodka—, ¿alguien tiene algo más que aportar?

—Si, falta que dejes de ser tan inmaduro —Me atreví a hablar.

Huntley me miró sin poder creer que por primera vez en la vida le reproché algo.

—Ya estoy cansado, Chase —Me prestaron especial atención en ese momento—, estoy cansado de que finjas estar celoso, de que finjas que te preocupas por mí. Sólo eres un puto egoísta de mierda, que piensa que me tiene comiendo de su mano solo porque siento atracción por él. No todo es como tú quieres, deja de ser tan inmaduro y mira la realidad, Chase. No eres mi dueño.

Freya no se pudo haber mostrado más orgullosa de mí con solo una sonrisa.

Mentí descaradamente cuando afirmé que no sentía más que una simple atracción física hacia Chase, pero no iba a admitir que me gustaba de verdad.

—Entonces, ve y follate a quien quieras, pero a mi puerta no llames más, Hirsch. —Lucía más enojado de lo habitual.

—¿Qué pasa? ¿Te dolió mucho lo que te dijo? Ay, no, pobrecillo. —Lilith disfrutaba mucho molestando a Chase. Sus risas podían ser escuchadas hasta tres mesas más adelante.

—Tu mejor no hables, porque a ti es a la que voy a dejar sin caminar, y no voy a gastar dinero en bastones.

Lilith se aclaró la garganta y le prestó atención a la decoración del restaurante.

No puedo con estos dos, ¿quién me mandó a venir aquí?

—Vámonos —Huntley alzó la botella y se dirigió a la salida, los demás lo miraban de reojo entre ellos.

—Cuando te sientas inmaduro, recuerda que el señor Huntley, con más de treinta años y psiquiatra, es ese que se va caminando. —Lilith lo señaló y me codeó. Ambos echamos a reír.







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AUTORA: Arturito yo pensaba que eras más maduro xd.🖤🩸
Pdt: No es un capítulo canon pero quise escribir unos especiales en conmemoración a los viejos tiempos ✋😫


ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora