CAPÍTULO OCHO

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~Lilith Freya Windsor~

En mi cama se encontraban the times y una taza de té a mi lado.

De sorbito a sorbito leía las hojas que me había dado Chase.

Estaba comprendiendo todo a la perfección.

No podía creer que todavía no hubiera descubierto esto.

Es oro puro.

Ay Chase, cuando te tenga entre mis piernas no te pienso soltar jamás.

Bueno, hasta que consiga lo suficiente de lo que quiero.

Reí como niña pequeña.

Me sentía sucia cada vez que actuaba como alguien de mi edad.

Siempre me sentí y lucí mayor de lo que en realidad era.

Lo cual me ha valido de mucho.

Terminé de leer los papeles y comencé a dibujar.

Era mi hora favorita del día.

Bueno...también cuando Chase me daba dinero.

Justo estaba pensando en él cuando me envió un mensaje.

Te tengo una sorpresa, te quiero en mi apartamento a las 8:00.

Me preguntaba que sería.

Por un momento la sensación de vacío vino a mi mientras dibujaba.

Me detuve en seco.

Me sentí sucia.

Mi autoestima cayó al suelo cual hoja de árbol cuando llega el otoño.

Mi miré al espejo y solo vi a una perra que malvivía y tenía que hacer cosas horribles, realmente horribles para salir adelante.

Aunque debía admitir que muchas de las cosas horribles que hice fueron por placer. Otras no.

¿Soy un monstruo?

No.

¿Me lo juras?

Te lo juro, Freya.

Sólo eres una pobre chica que hace todo lo posible por salir adelante.

Eres un ejemplo a seguir

No, no lo eres.

Eres una mala influencia.

¿Tienes idea de la cantidad de abusos por los que tú cuerpo y tu mente han pasado por tu culpa?

No fue tu culpa.

Si, tienes toda la culpa.

El simple hecho de querer salir adelante no te exime de las barbaridades que has cometido y las que piensas cometer.

Asquerosa.

Una simple chica.

Prostituta.

Vales lo mismo que un par de libras.

Sólo lo haces por tu bien.

Sólo quieres pintar y ser feliz ¿Verdad?

¿Te gusta Chase o sólo te gusta como te folla?

No tienes ni idea del lío en el que te estás metiendo.

No vas a tener valor cuando llegue la hora de la verdad.

Te vas a ablandar y terminarás llorando como cuando eras pequeña.

ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora