EXTRA II

63 10 47
                                    

~Lilith Freya Windsor~

Habíamos estado caminando durante casi media hora por las aburridas y poco transitadas calles de un Willesden Green nublado.

Chase iba rodeado por ese ambiente egocéntrico y narcisista en el que todos y todas lo miraban con disimulo para luego sonreír, intimidados por el hombre de gabardina. Él volteaba a verme de vez en cuando y me guiñaba el ojo mientras mantenía una conversación algo aburrida con Andrew, sobre Rusia, el vodka y los incompetentes que trabajaban en Chernobyl adentrados los ochenta.

Yo por mi parte, intentaba no pisar las rayas de la acera en lo que imaginaba como serían las universidades alemanas y fingía que los escuchaba, dándole ese toque de atención con un asentimiento de cabeza.

—Oye, ¿y si entramos aquí? —La voz de Andrew hizo que mi mirada se despegara de la acera para prestar atención a una especie de antro, con un cartel luminoso de color morado que tenía escrito "Lily's garden". Desde fuera parecía ser divertido y bastante espacioso.

—¿Para qué quieres entrar a un club de prostitutas? —replicó Chase.

Andrew y yo nos inclinamos a él con desconcierto.

—¿Cómo sabes... —Fruncí el entrecejo.

—que es un club de prostitutas? —finalizó el rubio de camisa abotonada.

Chase mantuvo la expresión impasible por algunos momentos, clavando la mirada en una pared cercana, para al final concluir con un casual:

—¿Saben que? —Colocó su dedo en su mentón y fingió estar pensativo— Tiene buena pinta, vamos a entrar. —Lanzó unas cuantas risas al aire y abrió de un empujón la puerta del antro.

Quién primero se hizo con el sitio fue el propio Chase, luego Andrew entró y por último, yo avancé hasta un pequeño espacio que había junto a la puerta.

El lugar estaba bastante concurrido, las personas saltaban, cantaban, o más bien, gritaban con algarabía al ritmo de una música electrónica que retumbaba por todo el sitio y me ponía los pelos de punta. Mientras que otros, hablaban tranquilamente junto a la barra, tomando algún tipo de bebida que de seguro, al día siguiente no les dejaría recordar nada de lo que hicieron o dijeron hoy.

Todo estaba muy oscuro, solo luces de distintos colores y algunas linternas iluminaban mínimamente la cara de las personas.

Cuando me quise dar cuenta, ya estaba con los pies de punta para poder ver más allá, ya que entre tantas personas casi no se podía caminar. Un DJ manejaba la música, parecía estarse divirtiendo mucho. Yo por el contrario, me sentí bastante incómoda por el cambio de ambiente y el montón de personas, eso sin contar que de tan solo respirar, la hepatitis era palpable.

Un hombre alto me empujó, regresándome al momento presente y poniéndome de mal humor en cuestión de segundos.

Se iba a disculpar pero no lo dejé.

—¿Qué carajos te pasa, imbécil? ¿No ves que estoy aquí? No —iba a tocarme y lo aparté de un empujón—, quítate, déjame pasar.

Lo dejé atrás, se quedó con cara de no haber comprendido lo que pasó, tal vez estaba borracho o drogado.

Me detuve e instintivamente paré de pestañear para encoger la frente, mientras caía en cuenta de no haber visto a Andrew ni a Chase a mi lado.

—¿Qué haces? —Entre la música, pude oír a mi rubio favorito gritar para poder ser escuchado.

Sonreí inconscientemente.

—Esperando por tí —dije y me volteé para quedar cara a cara con él—, por cierto, ¿dónde está Chase?

ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora