CAPÍTULO TRECE

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Desconocido

Veía los carros pasar ocasionalmente a la salida del edificio.

Las gotas de agua contra el suelo eran visibles debido a la llovizna que caía.

La noche estaba triste y opaca.

Con la punta del zapato aplasté el tercer cigarrillo de la noche en lo que encendía el cuarto.

Lo había estado vigilando por días, siempre salía a la misma hora pero sus horarios de regreso a casa variaban bastante

Tengo que hacerlo ésta noche.

Miré la hora en el reloj y di una calada al cigarro con cuidado de no estropear los guantes negros que traía.

Ya viene.

Sus pasos apresurados bajando las escaleras me alertaron.

Lancé el cigarrillo a la alcantarilla más cercana y empapando el pañuelo de mi bolsillo con cloroformo, me coloqué la máscara y esperé a mí víctima.

Cada vez más cerca.

No di tiempo a que su cerebro procesara que la sombra junto a la salida en realidad se trataba de una persona y estrellé mi puño cerrado contra su cara para debilitarlo.

Cubrí su boca y nariz con el pañuelo. Podía notar sus gritos ahogados en mi mano.

Estuvimos así por unos segundos, pero lo que pasó a continuación me tomó desprevenido.

Al sentir su cuerpo recargado al mío, supuse que el cloroformo había realizado su función.

Pero no era así.

Se dió la vuelta y en fracciones de segundo mi máscara cayó al suelo y mi cara ardió por la violencia que utilizó al arrebatármela.

Salió corriendo.

Había visto mi cara.

No estaba nervioso y mucho menos asustado.

Soy incapaz de sentir tales emociones.

De cualquier forma la pistola que cargaba conmigo a todas partes sería la solución a este insignificante problema.

Demasiado lento, Owen.

Lo alcancé antes de llegar a las escaleras. Introduje la pistola en su boca e inmovilicé sus manos con la mía, podría liberarse con facilidad pero no lo haría.

El arma era un claro mensaje de:
"Si te mueves o intentas pedir ayuda, te mataré".

El cloroformo se había acabado.

Tampoco quiero matarlo sin haber tenido la diversión apropiada.

Retiré la pistola y antes de que pudiera decir cualquier cosa, lo golpeé con ella en la cabeza, dejándolo inconsciente.

Adoro los secuestros sin palabras de por medio.

Atento a cualquier cosa, mis sentidos captaron sonidos originarios del apartamento uno.

No me quedó otra opción más que arrastrar el cuerpo de Owen y permanecer con él detrás de las escaleras gracias a la presencia de una vieja mujer que había salido con una bolsa de basura en la mano.

¿Quién coño saca la basura a éstas horas?

La puerta cerrarse era lo que necesitaba para soltar un suspiro de alivio.

****
~Lilith Freya Windsor~

No...

Solté el test sobre la cama y restregando mis ojos con ambas manos, me mareé.

ARTHURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora