•|Capítulo 4|•

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Habían pasado tres días desde el incidente en la sala recreativa, tres días los cuales fueron muy agobiantes por el simple hecho de sentirme observada por los enfermeros y los cuchicheos a "escondidas" sobre mí, haciéndome sentir peor de como estaba antes, teniendo ataques de ansiedad repentinos, en los que intento seguir los consejos que me da mi psiquiatra, además de estar el mayor tiempo posible con Sae por si ocurría algo como lo de la anterior vez.

Escuché el molesto pitido de la alarma resonando en la habitación, haciendo que me incorporará levemente visualizando el reloj, apagandolo. Aparté la sábana, y me pase las manos por la cara, intentando despertarme. Me levanté y estiré todo mi cuerpo, sintiendo y escuchando como crujía cada vértebra de mi columna, acompañado de el rugido de mi estómago, sabiendo que debía ir cuanto antes al comedor.

Abrí la puerta, notando como el ruido era menor y los matices de color oscuro no eran tan intensos, por lo que salí sin problemas al pasillo, caminando por este, volviendo a sentirme observada por los trabajadores con los que me cruzaba, haciendo que caminara cada vez más rápido, pasando del pasillo de las habitaciones al de las salas comunes, estaba más concurrido. Llegué al umbral de la puerta, quedándome quieta por unos segundos, buscando con la mirada a Sae, pero también por si veía a Minho, el cual no lo había visto desde el incidente, sentía algo en mi que me inquietaba sobre él y suponía que debía de darle las gracias, al menos es lo que me ha repetido Sae desde que se enteró de lo que ocurrió. Caminé hasta la mesa en la había visto, observando cómo se daba cuenta de mi presencia, saludando me con la mano.

—Hola Jiyeon—Dijo cuando estaba lo suficientemente cerca.

—Hola—Conteste sin la alegría que ella transmitía, sentándome a su lado.

—Parece que eres popular por aquí, "la chica sin emociones es rescatada de manera épica"—Dijo con una voz diferente, notando un sabor agridulce en sus palabras.

—No es que me interese ser popular por eso, en general, por nada—Dije sin importancia, levantando mis hombros.

—Bueno...al menos sabemos que Minho te ha ayudado, es buena persona y tampoco es tan mentira lo que dice la gente—Dijo ella apoyando sus codos en la mesa y la barbilla en sus manos unidas, mirando a la nada.

—Las formas no fueron muy bonitas, pero tampoco diré que fueron las incorrectas—Ví a un enfermero que se acercaba a nosotras con dos bandejas.

—A ver, no sé qué problema tendrá, pero algo peligroso es sí ha hecho eso—Dijo después de que el enfermero se fuera dejandonos el desayuno en la mesa, saboreando matices amargos en sus palabras.

—Yo no creo que sea peligroso, ¿por qué no me clavo una jeringuilla a mi cuando se coló en la habitación eh?—Pregunte cuestionando su conclusión mirándola con el ceño algo fruncido.

—Yo que se, ¿Y tu porque lo defiendes tanto?—Pregunto con una amplia sonrisa, sintiendo un sabor ácido en sus palabras, haciéndome rodar los ojos, ignorando su pregunta, empezando a morder mi tostada.

Continuamos hablando mientras que desayunábamos, mejor dicho desayunaba, de vez en cuando miraba alrededor, notando la mirada de varias personas en nosotras, sintiéndome algo intimidada, intentando pasar de ello. Cuando terminamos, nos fuimos juntas, cada una a su habitación.

Entré en esta, dejando de ver los colores negros y grises que me acompañaban cada vez que iba por los pasillos o donde hubiera gente haciendo ruido, descansando mi mente. Me apoye en la puerta, sintiendo como mi cuerpo se relajaba, sentandome en el suelo, con las rodillas pegadas a mi pecho, sin razón alguna, sentí como las lágrimas recorrían mis mejillas mientras miraba la ventana enfrente mía, observando la luz que se filtraba entre los barrotes de esta, sin entender mis sentimientos. Estaba encerrada en este lugar, sin tener la libertad que un pájaro tiene para volar por el azul cielo, todo estaba nublado para mí, seguía en aquel pozo pidiendo ayuda para salir, no sabía encontrar la salida yo sola, pero todos los que me encontraron, acabaron alejándose de mí, ya sea por una razón u otra. Era el pollito feo del lugar, todos me observan y hablan de mí, la niña que no sabe lo que siente, la que confunde sentidos, como si estuviera exhibición mis defectos cada vez que salgo, escuchando las risas de la gente y cada comentario, recordándome que ha sido así toda la vida.

•| Crazy For You |•| Lee MinhoWhere stories live. Discover now