•| Crazy For You |•| Lee Minho

•|Capítulo 19|•

Las vacaciones de Navidad ya habían empezado, aunque para mí fuera completamente igual, seguiría en este lugar como siempre, no me dejarían salir, ya me lo dejó claro mi psiquiatra. Estos últimos días, he estado pensando en conocer a mi "hermano", Sae había conseguido convencerme, aunque después de eso, seguramente tendría que recurrir a Minho para que me quitará las ganas de morirme, últimamente siempre aparecía en los momentos más oportunos.

Miraba el techo esperando a que llegará la comida, y por fin la hora de visitas, estaba nerviosa, sentía como de vez en cuando temblaba, incluso tenía miedo, no sabía muy bien porque, simplemente conocería al niño que han adoptado mis padres y por el cual me siento remplazada...vale ya entiendo porque.
Pasé mis manos por mi cara, suspirando pesadamente, ¿Por qué habré hecho esto?, Podía seguir lamentándome de todo, sin hacer nada, que más da...no tengo nada mejor que hacer. Sae dijo que era un signo de que estaba luchando contra mi misma y me estaba enfrentando a mi mente sobre lo que me hacía creer, no se porque me mentiría o me diría algo que no fuera cierto del todo, así que, supongo que es eso, estaba haciéndo la remontada.

Unos toques en la puerta me advirtieron de que ya se encontraba el enfermero con la comida enfrente de la habitación. Me levanté, abrí está, saludé al enfermero, cogí la bandeja y volví a mi habitación cerrando la puerta. Mi estómago estaba cerrado, no me entraría nada de esto, pero tenía que comer algo, si no me quería ganar un dolor de barriga por tomarme las pastillas sin comida acompañándolas, ya tenía suficiente. No tenía muy mala pinta, comí unas cuantas cucharadas, más o menos un tercio conseguí comer, y me las tomé junto a una botella de agua. De vuelta me habían cambiado las pastillas, algunas veces pienso que soy un conejillo de indias, parecía que estaban experimentando conmigo para comprobar si funcionaba esta pastilla o aquella otra, espero que no sea así.

Esperé hasta que fuera la hora de visitas, acostada en la cama mientras miraba los dibujos, tenía los nervios a flor de piel, no podía más, ¿Por qué lo estaba haciendo?,¿Por qué Sae me ha convencido?, pero no era su culpa, yo he sido quién se lo ha dicho a mis padres. Suspiré, cerrando mis ojos, escuché los toques en la puerta, haciendo que me levantará de golpe, y me dirigiera a allí.

...

Caminábamos por el pasillo, mientras iba perdida en mis pensamientos, ni siquiera me había dado cuenta que ya nos quedaban escasos metros para llegar a la misma sala de siempre, ví al enfermero abrir la puerta invitándome a pasar, jugué con mis manos, debatiendo internamente que hacer. Un impulso de valentía me movió, adentrandome en la habitación, echando un vistazo a las personas que había, mirando más detenidamente a un niño de unos seis o siete años, pelinegro y ojos azules.

—Hola, soy Kim Minjun, tengo siete años, encantado—Su tono era muy alegre y se le notaba emocionado, además de una gran sonrisa.

—Hola—Me senté en la silla, era muy inquieto, un gran contraste conmigo.

—Mama me ha dicho que cuando te cures, vamos a ir a comer helados todos juntos para celebrarlo—Ese comentario me produjo cierta curiosidad sobre lo que le habría dicho sobre mí, es muy inocente y está emocionado por conocer a su nueva "hermana".

—¿Te gustan los helados?—

—Me encantan, el que más me gusta es el de chocolate con trocitos de fresa—Se le escapó una pequeña risa, tenía un color rosa claro, agradable para los ojos.

—Hace mucho que no como uno—Intenté sonreir un poco, no sabía si lo estaba pasando bien o mal, si a mi mente le estaba gustando la conversación, pero verlo a él tan sonriente y yo sin ninguna expresión, me hacía sentir mal.