•| Crazy For You |•| Lee Minho

•|Capítulo 35|•

Estás semanas habían sido algo duras, no veía el final del tiempo que debíamos estar aquí, me desesperaba, tan solo podía esperar y esperar, autoconvencerme de que saldría pronto, pero eso no me ayudaba últimamente. Minho parecía más desanimado, se estaba sincerando conmigo y ahora se había abierto más, pero aún seguía algo reacio a contarme cosas de su pasado, sabía que el problema estaba ahí, él no quería decírmelo y yo no lo obligaría.

Me tumbé en la cama, cerrando mis ojos, volvía de hablar con la psiquiatra, siempre me abrumaban cuando volvía, eso era inevitable, al menos ahora podía relajarme, pensar en otras cosas e incluso conseguir animarme al imaginarme cosas qué me gustaría que pasaran, aunque fueran pura fantasía de libro, ahora estaba viviendo una de ellas, aunque no era el mejor momento, sabía que todo mejoraría solo tenía que creer en mis palabras. Me levanté, acercándome a la mesa de escritorio, cogí el diario, que había decidido conservar, y lo abrí por la última página, empezando a leer los dos últimos acontecimientos que apunté.

5 de marzo; Había besado a Minho...ha sido mágico, me arrepiento de no haber visto mis sentimientos antes, ha sido un grave error, pero lo había arreglado, ahora es como si estuviese en una nube, se había cumplido uno de mis deseos que tenía en los más profundo de mí, ahora solo quedaba coger fuerzas para poder continuar con él.

13 de marzo; Soy oficialmente...la novia de Minho, recuerdo cada sensación de mi cuerpo cuando lo ha pronunciado con ese sabor tan dulce, estaba en blanco, no sabía que hacer, ¿Pero cómo no iba a aceptar?, Maldigo a mi yo del pasado por haber odiado a Minho en algunos momentos, soy muy feliz.

Con esto termino este diario, espero poder conservarlo, aunque sólo sea para recordarme en el futuro, lo que fui un día, viendo cada avance que logré hacer en cada momento.

Cerré el diario con una sonrisa, escuchando el sonido de la puerta abrirse, giré mi cabeza, viendo a Minho como nunca antes lo había visto, sintiendo como se me rompía el corazón.

—¿Q-qué ha pasado?,¿Estás bien?—Me acerqué a él, intentando buscar su mirada, pero se tapó la cara con sus manos—Porfavor dime algo—Cada palabra sonaba desesperada, está vez no podía esperar a que el quisiera contarme las cosas, no estaba bien y quería ayudarlo.

Lo cogí del brazo para acercarlo a la cama, sentandome junto a él, pasé uno de mis brazos sobre sus hombros, dejando que se tranquilizará, nunca lo había visto llorar, siempre me ha demostrado una personalidad fuerte, pero como todas las personas también tienen debilidades, sabía que debía de ser algo grave o muy importante para él, no se mostraría así, si no fuera algo como eso. Esperé pacientemente, hasta que dejó de taparse la cara y se frotó los ojos limpiando sus lágrimas.

—Tengo que...contarte algo muy importante—Murmuró saboreando una tristeza que dolía—Tan solo...dime que... intentarás no juzgarme—Me miró, sus ojos pedían comprensión, empatía, esperanza, salvación.

—Nunca haría algo como eso—Le sonreí intentando tranquilizarlo, cogió mis manos, apretando estás con delicadeza.

—Es algo que nunca te he contado, por miedo a que te diera miedo, yo...sufrí maltratos por mis padres, nací con mi transtorno...ellos se pensaban que simplemente era un niño rebelde...—Hizó una pausa cerrando sus ojos, subí una de mis manos, para pisarla en su mejilla acariciando esta, sintiendo como me desgarraba el dolor que sentía él al pronunciar cada palabra—Un día, yo tenía catorce años, harto por tener una vida de mierda, compré veneno que se le echa a las ratas, ese día hice yo la comida y supongo que ya sabes el final, después me sentí culpable, sabía que me hacían daño, pero no era excusa para lo que les hice yo a ellos—Abrí mis ojos, recordé que me había dicho que sus padres murieron...ahora entendía porque nunca me lo había dicho, tenía miedo de que lo rechazará por algo como eso, suspiré sintiendo como mis pensamientos empezaban a debatir entre ellos.