•| Crazy For You |•| Lee Minho

•|Capítulo 27|•

Todos desarrollamos nuestros gustos y hobbys con el paso del tiempo, realizando ciertas actividades; dibujar, cantar, tocar algún instrumento, escribir... Cada una puede gustarnos más o menos, igual que cada persona tiene sus propias aficiones distintas, todas elegidas incluso sin darse cuenta o de manera espontánea. Para mí, hace tan solo una semana y media que volví a sentir la sensación de gustarme algo, no recuerdo nada de mí pasado respecto a ello, si me gustaba dibujar o leer, pero ahora la vida me volvía a dar la oportunidad de sentir aquello olvidado, aunque sólo sea una parte. A lo largo de estos días, he ido recuperando algunas cosas, en la mayoría de veces me tenía que quedar un buen rato pensando, si verdaderamente me gustaba hacer tal cosa o no, incluso algunas veces ni siquiera lo conseguía, pero era cuestión de paciencia que me acostumbrará a las nuevas sensaciones, aunque sentía como si no fuera yo misma...como si estuviera transformándome en otra cosa...no me reconocía, todo iba cambiando en mi interior y aún no había conseguido saber distinguir lo que es nuevo de lo que no, lo que ahora me gusta y lo que no, me parecía que todo era algún tipo de farsa. Durante dos años habían sido otra persona, ahora estaba cambiando, y en el pasado fuí otra, ¿Quién era la verdadera yo?

Miré por la ventana, el sol calentaba con fuerza, ignorando completamente que ni siquiera estábamos en primavera, los pájaros volaban felizmente, y las personas paseaban por la calle con normalidad, me sentía cada vez más y cerca de esa realidad, no sabía que haría cuando saliera, a lo mejor estudiar algo en la universidad o yo que sé, solo deseaba dar un paso afuera de este lugar. Me quedé un rato más mirando, hasta que me senté en la cama, cogí el libro nuevo que habían cogido en la biblioteca, abriéndolo por la primera página, era el primer libro que leía después de empezar a despertar mis gustos, la novela negra había decidido devolverla a su lugar, también se podía decir que es el primer libro que elegí yo sola, horas y horas leyendo contraportadas de libros, fue muy duro, pero encontré uno que creía que me gustaría, aún me siguen sonando raro pensar así. Lo abrí por la primera página, sumergiéndome en la lectura.

Tan sólo llevaba unas páginas, y ya me encontraba con los ojos llenos de lágrimas por sentir aquella sensación en mi pecho, me estaba gustando leer este libro, seguía siendo inconcebible en mi mente aquella sensación, que me gustará algo era tan lejano cuando lo pensaba, ahora es la realidad que estoy viviendo. Nunca pensé que saborear palabras me gustaría, suena a una locura incluso para mí.

Después de relajarme, volví a leer un poco, hasta que me trajeron la comida, respecto a ella, tenía claro que no me gustaba la de este lugar, antes no me gustaba y ahora que era más consciente, seguía sin gustarme, no sabía como aún no habían despedido al cocinero, ¿No se daban cuenta del asco de comida que dan?.

Tapé la bandeja después de tomar algunas cucharadas, comerme el trozo de pan y beberme el agua, dí los tres golpes en la puerta, la abrí y se lo entregué al enfermero despidiéndome de él. Iba a volver a entrar en la habitación, cuando pensé por un momento en salir y buscar a Minho para hablar o simplemente hacer cualquier otra cosa que no sea estar allí dentro leyendo. Cerré la puerta, para empezar a caminar por el pasillo con la idea de llegar a la sala recreativa o chupilandia, suponía que estaría ahí.

No tardé mucho en llegar, el ruido junto a sus matices de negro y gris seguían siendo insoportables, eso no había cambiado en absoluto, me asomé por el umbral de la puerta, había poca gente y ninguno de ellos era Minho, ni siquiera alguno de sus amigos, unas carcajadas me pusieron alerta, provenían de la sala de descanso o de relax como muchos dicen aquí, me acerqué a ella, observando a un pequeño grupo de personas, específicamente tres chicos, sentados en unos pufs, me fijé más en ellos reconociendolos, eran Hyunjin, Félix y Jisung, me resultaba raro que no estuviera con ellos, a lo mejor ellos sabrían decirme dónde está. Entré en la habitación llena de pufs y sofás, pequeñas mesas y algunas estanterías, era sencilla, perfecta para descansar.