•| Crazy For You |•| Lee Minho

•|Capítulo 16|•

Los días pasaban después de aquél día tan desastroso, todo había vuelto a la normalidad o incluso mejor, respecto a la comida. Minho había vuelto a ser parte de mi rutina diaria, aún no había encontrado el momento oportuno para poder resolver todas las preguntas que tengo sobre él, siempre venía o lo veía, cuando se había metido en algún problema o algo parecido.

Perezosamente apagué la alarma, y me incorporé en la cama, frotando mis ojos para despertarme. Sentía que en este día iban a suceder cosas nuevas o al menos me daba esa sensación. Me levanté y salí directamente al pasillo, sin esperarme como las otras veces, grave error, todas las personas que se encontraban en sus habitaciones estaban caminando por el pasillo, montando un escándalo muy insoportable. Cerré mi puerta de nuevo, giré sobre mi misma, y me dirigí al escritorio a leer un poco mi diario, el cuál últimamente no escribía mucho por los pocos acontecimientos que sucedían y que no consideraba lo suficientemente importantes como para apuntarlos, se quedarían guardados toda la vida ahí hasta que la tiré, además no creo que deba de poner que ayer Minho se cayó de una silla, le gritó y la rompió, muy innecesario.

Habían pasado unos minutos desde que cerré la puerta, se oía menos ruido afuera, por lo que salí, estaba en lo cierto, la mayoría de la gente ya se encontraban más avanzados y en la zona de habitaciones no quedaba casi nadie. Cerré la puerta detrás de mí y paseé por el pasillo con destino, el comedor, esquivaba las pocas personas que quedaban o despistadas que habían salido más tarde, no tardando mucho en llegar, el trayecto era corto, tampoco podía esperar mucho estando dentro de un edificio con las rutas tan claras y poco liosas. Me paré en el umbral de las puertas dobles de madera grisácea abiertas de par en par, buscando con la mirada a Sae, encontrandola en el mismo sitio de siempre.

Me acerqué mientras ella ya me había visto, cambiando su expresión facial a una más alegre.

-Hola Jiyeon-Exclamó cuando estuve lo suficientemente cerca de ella.

-Hola Sae-Me senté a su lado apoyando mis dos brazos sobre la mesa-Ya sabes lo que toca ahora-

-Tengo que comérmelo todo, ya lo se, no prometo nada-Rodó los ojos, desde aquél día que hicimos la promesa se lo he recordado, sabía que le costaba pero hacía un gran esfuerzo por cumplirla aunque sea una mínima parte.

...

Muchas de las personas se encontraban paseando, divirtiéndose o haciendo cualquier cosa en su tiempo libre, yo no era una excepción, pero en una forma simple y aburrida, me limitaba a observar, no me apetecía estar en la habitación, solo estaba expectante de que en cualquier momento sucedería algo y podría suponer quién estaría metido en medio del acontecimiento.

No me equivoqué en nada, en cuestión de segundos, unos gritos provenientes de la sala recreativa, chachi guachi o como se diga, llegaron hasta mí, reconociendo uno de los autores de esos gritos. No estaba muy lejos de ella, por lo que decidí pasar por delante a ver que ocurría. Llegué al umbral de la puerta, observando un grupo de personas alrededor de dos chicos, uno de ellos era Minho, sentado con gesto relajado, expresión burlona, y otro chico que desconocía su identidad, pero que se encontraba aparentemente molesto.

-Tu abuela Minho, dame eso-Ordenó el chico castaño delante suya, abriendo su mano esperando que soltará algo que no llegaba a ver.

-Eh, respetas a mi abuela-Contraatacó cruzandose de brazos, cambiando su expresión por una sería.

-Pues no la respeto porque ella no te quería-

-Al menos ella me hacía galletitas con pepitas de chocolate, la tuya te daba mierda horneada con flores-Toda la gente a su alrededor empezó a reírse del comentario que había hecho, rodé los ojos, sinceramente no me sorprendía que hubiera dicho algo como eso.