•|Capítulo 15|•

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La semana pasó con rapidez, todo había vuelto a la normalidad después de aquél día, aúnque yo seguía igual que antes y podría haberme ahorrado a ver pasado por aquél infierno llamado sala de aislamiento. Había perdido las esperanzas completas de marcharme de aquí este año, aunque Sae me intentase animar con que saldríamos pronto y juntas, igual que llegamos las dos el mismo día. No las tengo todas conmigo, yo soy la única que tiene control sobre mi mente, y todos los días nos cambiamos los papeles. Respecto a Minho, no lo he vuelto a ver desde él día que volví a mi habitación normal, ya había asumido que desaparecería así como así sin avisar, al menos esta vez se despidió con una sonrisa, aunque cada día me intrigaba más y más que era lo que escondía, no sabía nada de él, su edad, nombre, transtorno y poco más que sea relevante. También cabe destacar que los enfermeros han estado muy pendientes de mí, cada vez que salía por los pasillos y andaba por allí, me sentía observada por ellos, rara e incómoda la razón de ese ¿Interés? o ¿Protección?, No sabía lo que era, pero no me gustaba.

Ya se había pasado la hora del almuerzo, y salía junto a Sae del comedor, en dirección a las habitaciones, nos quedaríamos un rato hablando antes de que repartieran nuestros medicamentos, cada uno individualmente.

...

Leía el libro que me quedé a medias debido a la noticia que me dió mi psiquiatra interrumpiendo mi momento de lectura. Su portada y contraportada no eran extravagantes ni lujosas, todo lo contrario, color negro con letras en todo dorado y estrellas unidas formando pequeños figuras, a pesar de su sencilla apariencia, contaba una historia dramática llena de momentos felices, melancólicos, de acción, de tranquilidad mezclados con algo de fantasía que lo volvía único, igual que cada libro, todos son diferentes y especiales a su manera, y este podía considerar que era uno de los que más curiosidad me había despertado, sin duda alguna.

Unos minutos más tarde, cuando tan solo me quedaban escasas cinco páginas para terminarlo por fin, escuché unos golpes en la puerta, desesperandome. Miré la hora, sabiendo al instante quien era, no teniendo más remedio que dejar de vuelta el libro de lado, levantarme y salir de mi habitación, viendo, efectivamente, a un enfermero.

—Su psiquiatra la espera—Habló formalmente, asentí, cerré mi puerta y caminé junto a él dirección a la consulta.

...

Salí agotada mentalmente de todas aquellas preguntas, recordando su cara de decepción, no sabía que esperaba, encerrarme aún más en aquella habitación con almohadas en las paredes no me ayudaría en absoluto, aunque me producía miedo, que por el simple hecho de que fue mi primera vez y no funcionó, le eche las culpas a que solo fue una vez. Todas las respuestas fueron negativas de mi parte, ¿Te encuentras mejor?, ¿Más liberada?, ¿Estar sola allí te ha ayudado a aclarar algo?... No era igual a los demás, y me sentía rara de que hubiera la posibilidad de que fuera en la única que no funcionase, ¿A quién le funcionaría estar encerrada en un lugar mientras te dan pastillas?.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta que me encontraba enfrente de mi puerta, no sabía el tiempo que llevaba ahí, pero suponía que el suficiente como para que la gente le pareciera raro y comenzará a mirarme con confusión. Entré rápidamente, olvidando hacer la revisión que siempre hacía, pero por suerte todo parecía estar en su sitio. Caminé hacía la cama, esperando a que llegará la comida, tenía las expectativas muy altas desde el día que volví, como si el cocinero de antes no estuviese y hubiesen contratado a otro mejor, no me parecía mala idea.

Miraba el reloj, hasta que unos minutos más tarde escuché los toques en mi puerta, levantándome con rapidez, la abrí y cogí la bandeja de la enfermera, dándole un gracias vacío y cerré la puerta. Me senté en la cama, destapando está, no me decepcionaba lo que veían mis ojos, Kimchi con caballa, ensalada, botella de agua, leche de plátano y las pastillas correspondientes, al menos eso ponía en el papel que venía en una esquina de la bandeja. Probé el Kimchi, confirmando que no estaba mal.

•| Crazy For You |•| Lee MinhoWhere stories live. Discover now