•|Capítulo 31|•

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Minho tiraba de mi mano obligándome a correr junto a él, no la liaba tanto, eso era cierto, pero hoy era un día en la que esa afirmación no funcionaba, devuelta había sido arrastrada al problema sin siquiera saber que había hecho...yo solo quería hablar con Sae en la sala de descanso, ¿Tanto pedía?

Conocía donde se iba a esconder, había pasado tantas veces y los enfermeros parecían no aprender. Llegamos a la esquina, donde como todas las veces anteriores, me abrazó pegándome a él, para que no nos vieran. Su corazón latía con velocidad pero no tanto como él mío, que entre correr y la cercanía en la que estábamos el uno de él otro, sentía como me explotaría en cualquier momento, escuchar su respiración cerca de mi oreja, y el delicado recorrido que hacía uno de sus dedos en mi espalda, era un desastre andante. Esperamos hasta que se fueron, me alejé rápidamente pudiendo respirar de verdad, escuchando una risa por parte de él.

—¿De qué te ríes?—Cuestioné mirándolo con mala cara.

—Parece que te estás divirtiendo—Esbozo una sonrisa burlona soltando otra pequeña risa.

—No, como me va a divertir correr y esconder de enfermeros cuando yo ni siquiera he hecho nada—Puse una mano en mi pecho intentando regular los latidos de mi corazón.

—Esa pequeña sonrisa te delata—Lo miré confundido, toqué mi cara dándome cuenta de que era cierto, maldita sea, aún no podía controlarlo.

—Esto no quiere decir nada—Negué bruscamente moviendo mi cabeza acompañando mi respuesta.

—Aceptalo, te estás divirtiendo y lo sabes—Fruncí el ceño, no podía negarselo, compartir tiempo con él me gustaba, ¿Por qué no sería divertido?, Pero debía guardar mi orgullo.

—No lo aceptaré—Alejé mis pensamientos contestando firme y segura.

—Haré como que te creo—

—Es verdad, mejor vamonos de aquí ya—Eleve un poco la voz sin querer, mirando a mi alrededor en silencio por si había llamado la atención de los enfermeros.

—Vamos a seguir divirtiéndonos—Otra vez esa sonrisa con la que no podía negarle nada, imposible.

Sentí como volvía a agarrar con la delicadeza con la que coges una flor, mi mano, andando con más tranquilidad por lo pasillos, no sabía que tenía en mente, me dejaría llevar por él, como casi siempre hacía, al fin y al cabo, el tenía más experiencia aquí que yo, por dos años he estado aquí, y nunca se me había ocurrido descubrir más allá de lo que está permitido o me llevase algún enfermero. Entramos a un pasillo que solo estaba autorizado para el personal del hospital, eso no importaba ahora mismo, Minho se paró enfrente de una puerta y pegó la oreja está.

—Esta vacía—Hablo mientras abría la puerta, haciendo un gesto con sus brazos indicandome que mirará, era una sala de empleados o al menos lo parecía a simple vista—Dime que quieres—Entró en la habitación acercándose a una de las máquinas expendedoras que había en un lateral.

Entré y cerré la puerta, miré si tenía pestillo, encontrándolo, por lo que lo puse. Observé la estancia, había varios sofás, una gran mesa, en donde en el centro de esta había una cesta con algunas bolsas de patatas fritas y frutos secos, muchas sillas alrededor, una máquina de agua, una cafetera, un microondas, algunas taquillas y un par de máquinas expendedoras.

—Pero no tienes dinero—Me acerqué a él, el cual estaba mirando con bastante concentración el contenido de cada una.

—Seguro que alguno se ha dejado una moneda entre los cojines del sofá, puedo intentar abrir una taquilla si eso—

—Minho, eso no está bien, tenemos aquí gratis—Le señale la mesa, escuchando cómo suspiraba.

—Sigues siendo aburrida, yo quería ser ilegal—Rodó los ojos y se acercó a la mesa cogiendo una bolsa de patatas, sentándose en una silla.

•| Crazy For You |•| Lee MinhoWhere stories live. Discover now