Capítulo 10: Soy torpe.

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|Saebyeok|

Había pasado una semana luego de lo que pasó en la cocina y nuestro "casi beso". Jiyeong me hablaba muy poco y llegué al punto de pensar que estaba intentando evitarme, ella comía sola, no iba a los lugares donde yo estaba o pasaba más tiempo en su habitación encerrada.

Eran cerca de las diez de la mañana, Jiyeong se levantó sin que la fuera a despertar, últimamente así era. Antes le costaba demasiado levantarse sin que yo le avisara sobre la hora, y ahora podía suponer que lo hacía para evitar el hecho de tener que ir yo a su habitación.

La vi aparecer despeinada y con ropa abrigada, pues era un día lluvioso y la casa es muy fría, era lo único negativo que tenía al ser tan grande.

Miré a Jiyeong caminando hacia el comedor con su desayuno, yo había comido apenas llegué, así que ahora debía hacer las tareas que la señora Minying me había dejado. Limpiar su habitación, el gimnasio y la sala de juegos.

Me dirigí a la habitación de la señora Minying, la cual estaba hecha un desastre; peor que la de Jiyeong. Nunca me había tocado limpiarla, así que era un lugar de la casa nuevo para mí.

«Paciencia, que esto tomará tiempo», pensé.

Comencé quitando todas las cosas de los muebles para quitarles el polvo, tenía perfumes carísimos, maquillaje, algunas joyas y fotos familiares. En muchas de esas fotografías se veía a Jiyeong muy feliz, estaba pequeña y en todas salía riendo. Sonreí inconscientemente, pero al darme cuenta eliminé esa sonrisa sacudiendo mi cabeza y seguí con lo mío.

Al terminar, abrí su armario, se encontraba en una habitación pequeña cerca del baño de la señora Minying. «Su habitación es tan grande que hasta cabe un armario», me quedé pensando. En un rincón tenía su espacio de zapatos, todos costosos, por cierto. En otro tenía un apartado donde habían más joyas, que supuse debían ser carísimas por su calidad, un espejo enorme y obviamente su ropa, toda de marcas conocidas. Tenía algunas prendas en el suelo, así que las colgué en el perchero y ordené en su lugar.

Al salir de ahí, comencé a quitar el polvo a los cuadros de la pared, pero fijé mi atención en una fotografía que estaba colgada cerca de la entrada de la habitación. Me quedé viéndola por un rato. Jiyeong era una niña, supuse que de no más de 5 años; su padre la cargaba en sus hombros y su madre le daba un beso en la mejilla a él. Parecían haber sido una familia muy cariñosa y feliz, eso se notaba. Detrás de ellos había una casa blanca enorme y se podían ver algunas esculturas.

—Esa era la casa de mis abuelos—oí la voz de Jiyeong detrás de mí.

Me volteé a mirarla, la verdad es que me sorprendió verla llegar, no la oí entrar.

—Se encuentra en la playa, casi a dos horas de aquí, siempre íbamos a visitarlos, era como el lugar de encuentro de toda la familia, llegaban mis tías, primos y otros familiares, esa casa nunca estaba vacía y era muy divertido ir, pero cuando ellos fallecieron... la casa quedó sola e íbamos muy a lo lejos, nuestras visitas ya no volvieron a ser como antes—sentí como su voz se iba apagando en cuanto hablaba.

Yo sólo la observaba hablar mientras ella veía la fotografía.

—Lo siento—dije en un susurro.

—Fue hace mucho, eso sucedió cuando yo tenía nueve años—suspiró—cómo desearía volver a esos tiempos, cuando mi familia era unida y yo no tenía preocupaciones más que jugar y divertirme.

No sabía qué decirle, ella sólo hablaba recordando esos momentos, pero notaba en su voz lo triste que se le hacía pensar en eso. Me miró por unos segundos y acomodó un mechón de su cabello.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora