Capítulo 12: Sé que algo te pasa.

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|Saebyeok|

Ya nos encontrábamos en la cama, con la luz de la lámpara aún encendida y por el momento Jiyeong cumplía con no hablar, eso me agradaba, pero a la vez me incomodaba por el silencio que se había formado. El espacio era enorme y aún así ella me tenía en una orilla de la cama, aunque extrañamente no se me hacía incómodo.

A medida que se oían los truenos, podía sentir cómo temblaba, cosa que comenzaba a preocuparme. Ella en realidad estaba asustada y no lo quería admitir.

—Oye ¿estás bien?—pregunté.

—Si, tranquila.

—Yo estoy tranquila, pero veo que tú no.

No me respondió y continuó aquel silencio. Ella apegó su cuerpo aún más a mí cuando oímos otro ruido, este había sido más fuerte que los anteriores. Estaba tapada hasta la cabeza y seguía temblando.

—Jiyeong ¿tienes frío?

Sólo negó con la cabeza.

—Te tomaste muy en serio lo de mantenerte callada, pero ya puedes hablar, dime qué pasa—insistí.

—Si, Sae, lo admito, le he tenido miedo a los truenos desde pequeña.

«Otra vez me llamó "Sae"», pensé.

—¿Y qué puedo hacer? Ya estás en la misma cama que yo, eso ya es demasiado.

Y era cierto, el simple hecho de dejarla dormir conmigo era algo impensable.

—Mi padre me acurrucaba en sus brazos, me contaba un cuento o alguna historia hasta quedarme dormida—respondió.

—Que sepas que yo no te abrazaré y menos te contaré una historia.

—No quiero que lo hagas, sólo te lo estaba contando.

—Sólo duérmete, estás en tu lujosa y hermosa casa, no pasará nada.

—Hace un rato me dijiste que no me preocupara por ti, pero tú te estás preocupando por mi en este momento—dijo luego de unos segundos.

—No te confundas, te siento temblar y estás tan cerca de mi, teniendo tanto espacio en la cama que es obvio que quisiera preguntarte qué te pasa.

—Lo siento, si estoy tan cerca de ti es por tu calor corporal, pero si quieres me alejo.

—No, está bien, la verdad es que también tengo un poco de frío.

Ni siquiera sé porqué dije eso, sólo pensaba en voz alta... supongo.

Jiyeong se levantó de la cama, me extrañé por su acción. La vi encender la temperatura de la habitación y volvió a mi lado.

—Así está mejor, buenas noches—dijo finalmente acomodándose, dándome la espalda.

«Qué rara es esta chica», dije en mi cabeza.

Sonreí inconscientemente viendo en su dirección por un momento, apagué la lámpara y también me acomodé, igualmente dando la espalda a Jiyeong.

(...)

Mi alarma comenzó a sonar a las nueve de la mañana. La había dejado programada en mi móvil a esa hora por la noche. Después de todo, igual debía seguir haciendo mi trabajo en esta casa, no por haber dormido aquí debía relajarme.

—¿Puedes apagar eso?—oí la voz de Jiyeong adormilada.

Tomé mi móvil, apagué el sonido y me volteé a verla. Ella estaba vuelta hacia mi lado, con sus ojos cerrados, despeinada y con una expresión de molestia en su rostro, supuse que era porque mi alarma la despertó.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora