Capítulo 6: ¿Resfrío?

668 138 111
                                    

|Jiyeong|

En esta situación mi padre estaría corriendo por toda la casa en busca de medicamentos, aguas medicinales o remedios caseros para hacerme sentir mejor. Pero sólo tenía frente a mí a una chica que me odiaba.

Sentí mi vista nublarse por un momento y luego una lágrima caer por mi mejilla, pero la sequé rápidamente. No me mostraría débil frente a ella.

—Ya te puedes retirar—dije bajando la vista.

—Debes comer algo.

—Bajaré en un rato.

Me dedicó una última mirada y salió de mi habitación cerrando la puerta.

Me levanté como pude de la cama, de todos modos, sólo era un resfrío, tenía fiebre pero ya pasaría. Tampoco quería ser una carga para Saebyeok, ella tenía razón, mi madre no le paga por cuidarme.

Me puse ropa ancha y cómoda. Y una vez que estuve lista me senté en mi cama tocando mi frente y suspiré.

No quería llorar, pero hoy estaba más sensible de lo normal.

|Saebyeok|

Me encontraba en la cocina preparando un agua medicinal a Jiyeong de las que me daba mi padre cuando me resfriaba, pero su tos me hizo saltar del susto apenas la sentí entrar en la cocina, casi se me cae la taza al suelo.

—Lo siento, te asusté—dijo cuando me volteé a mirarla.

Noté sus ojos, era como si hubiese estado llorando nuevamente. Supuse que lo hizo en cuanto salí de su habitación, pero ¿qué podía hacer yo ante eso?

—Te preparé un agua caliente, te hará bien—le acerqué la taza y ella la tomó mirándome a los ojos.

—¡Auch!—se quejó en cuanto la recibió.

—Te acabo de decir que está caliente.

No me respondió, comenzó a soplar y beber con la cuchara.

Salió de la cocina para dirigirse al comedor, yo la seguí.

Dejó la taza sobre la mesa y luego la vi tambalearse un poco, por lo que corrí para tomarla por detrás, evitando que cayera.

—Jiyeong, debes volver a la cama.

—Me está doliendo el estómago y estoy un poco mareada, en cualquier momento vomitaré—dijo con un gesto de dolor en su rostro.

—Tal vez estás embarazada—bromeé por un instante, sin reír.

Puse su brazo rodeando mi cuello y la tomé de la cintura para llevarla al sofá.

—Que tonta—dijo mientras caminábamos

—¿Más que tú? no lo creo.

—Además, tampoco quiero hijos.

—¿Por qué?—en realidad no me importaba saberlo, pero su respuesta me sorprendió.

—Porque no me proyecto con un hombre, ni mucho menos me imagino a mi embarazada.

—¿Pero si con una mujer?—seguí bromeando. Hacerla enojar con comentarios molestos ya era algo de todos los días.

La dejé en el sofá y ella me miró con seriedad. Noté que sus mejillas estaban levemente sonrojadas, pero al instante desvió la vista, ignoró mi comentario y siguió hablando.

—No me veo en alguna situación donde tenga que cuidar de alguien más, ni siquiera puedo cuidar de mí.

No le tomé importancia a sus palabras. Fui en busca del agua que le había preparado y volví para entregársela nuevamente. Ella ya estaba en una posición cómoda en el sofá. Me la recibió y le dio un sorbo.

—Para ser agua medicinal está muy buena—levantó la vista con una pequeña sonrisa.

—Mi padre siempre me la preparaba cuando estaba enferma—dije sentándome a su lado.

—Debes extrañarlo.

No respondí, en realidad sí lo extrañaba, y demasiado, pero no era un tema que quería hablar con ella.

Nos quedamos en silencio mientras ella bebía el agua. Saqué mi móvil del bolsillo de mi pantalón y justamente vi un par de mensajes de mi padre.

Él estaba bien, decía que me extrañaba y que esperaba verme pronto. Por lo que sonreí al instante.

—Primera vez que te veo sonreír ¿hablas con tu novio?—preguntó sacándome de mis pensamientos.

La miré, volviendo a mi estado de seriedad.

—No tengo novio—fui cortante. Tampoco quería que supiera mucho de mi vida, claramente no le diría que era mi padre.

—¿Novia?

Me sonrojé, sabía que estaba haciendo las mismas bromas que yo hace un rato.

—Es una broma—volvió a decir, esta vez riendo.

—Ya cállate.

De repente, verla sonreír me provocó algo muy extraño y difícil de explicar. No había notado lo linda que era su sonrisa. Por un momento, mientras ella seguía soplando su agua, me detuve a mirarla por unos segundos, su flequillo, sus ojos, su piel tan blanca, su rostro que a pesar de no sentirse bien es igual de hermoso. Llevaba puesta ropa de andar por casa, algo muy simple, pero lucía bien de todos modos. Además, ella es tan bajita y eso la hace ver muy tierna, pero su carácter...

—¿Qué me ves tanto?—dijo sin mirarme, ni siquiera supe cómo se dio cuenta de que la estaba observando.

—Sólo estaba pensando.

—¿En mí?

—Jamás.

—Sentí tu mirada sobre mí, Saebyeok.

—Disculpe señorita, no sabía que debía pedirle permiso para mirarla—dije levantándome del sofá.

(...)

La mañana pasó muy rápida. Luego de que Jiyeong se tomó el agua que le preparé, la ayudé a subir a su habitación, ella ya se sentía un poco mejor, pero de todos modos tenía fiebre, así que prefirió quedarse acostada.

Había limpiado gran parte de la sala de cine y el gimnasio durante el día. Tuve tiempo de descansar y hacer mis dibujos nuevamente, pero la casa parecía tan vacía sin Jiyeong molestándome, y es que me había acostumbrado a tenerla caminando de lado a lado, haciendo comentarios o reclamos por el ruido que yo hacía.

(...)

Mi hora de trabajo había acabado. La madre de Jiyeong llegaría más tarde así que no alcanzaría a verla ni saludarla.

Subí a la habitación de Jiyeong para avisar que ya me iba.

Tenía su puerta abierta, así que solo me quedé parada en la entrada. Ella tenía el portátil a su lado, supuse que estaba viendo una película por las voces que alcanzaba a oír.

—Ya es hora de que me vaya—llamé su atención.

—Está bien, adiós.

—Adiós.

—Oye, Saebyeok.–dijo cuando estaba a punto de irme, causando que retrocediera para verla.

—Dime.

—Gracias, por el agua... en realidad me hizo sentir mejor.

—No es nada—sonreí de lado y sin mostrar mis dientes.

—Que tengas una buena noche.

—También tú—fue lo último que dije para seguir mi camino.

Estas habían sido las palabras más agradables que hemos intercambiado desde que llegué aquí. En el camino a mi casa, extrañamente al pensar en cómo reía me hizo sonreír de manera inconsciente, sentí que era una sonrisa boba, por lo que la borré de mi rostro al instante cuando me di cuenta.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora