Capítulo 17: ¿Eres feliz?

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|Jiyeong|

Evité hacer cualquier comentario. Me volteé para asegurarme de que no me estuviera viendo y sin hacer ruido, saqué todas las notas de ahí para ocultarlas en las mangas de mi chaqueta. La voz de Sae me hizo dar un pequeño saltito del susto.

—Creo que acabé—suspiró pesado.

—Quedó muy bien, gracias.

—Ni siquiera querías que lo hiciera.

—No, pero de todos modos, gracias—respondí a los segundos.

—Como sea, ya estoy muy cansada, me duele la espalda y la cabeza—se llevó la mano a su frente, haciendo un gesto de dolor.

—Ve a descansar, si quieres te puedo llevar algo para el dolor.

—No hace falta.

—No te envenenaré, si es lo que te preocupa—bromeé.

—No seas tonta, obviamente no lo harías.

—¿Quién te lo asegura?

—Ya cállate, iré a la sala de estar, seguiré con mis tareas cuando me sienta mejor.

Salió de mi habitación. Yo sólo pude pensar en mis notas y en que Sae pudo haber leído algo, aunque era evidente que así fue, no estaban en su orden. Sólo esperaba que si lo hizo, no me hiciera preguntas ni comentarios. No me agradaría tener una conversación acerca de lo inútil que me siento con ella.

|Saebyeok|

Al llegar a la sala de estar, me recosté en el sofá. En realidad me sentía cansada y con dolores, pero lo que más me preocupaba y seguía en mi mente, era Jiyeong. Aún le daba vuelta a sus notas, no podía sacarme de la cabeza esos escritos. Tal vez por esa misma razón me estaba sintiendo mal, aún tenía aquel nudo en la garganta.

¿Debería intentar que eso no me importe más de la cuenta? No lo sabía.

Cerré mis ojos, ya tenía hasta sueño. La noche anterior no pude dormir bien dándole tantas vueltas a lo que le hice a Jiyeong. Y pensándolo bien... esta chica estaba ocupando mi cabeza la mayor parte del tiempo, lo peor es que no sabía si era para bien o para mal.

El sonido de unos pasos acercándose a mí me hicieron abrir los ojos, encontrándome con Jiyeong sosteniendo un vaso con agua.

—Toma esto, es un medicamento para el dolor de cabeza—dijo estrechando su mano para entregármelo.

Asentí, me acomodé en el sofá y ella me entregó el vaso de inmediato.

—Gracias—dije al terminar de beber.

Dejé el vaso en la mesa de centro y Jiyeong dejó caer su cuerpo en el sofá que estaba al frente.

Ella miraba al techo, me preguntaba en qué estaría pensando. Pues, luego de haber leído sus notas, aunque en realidad, desde la primera nota que leí hace unos meses para su padre, era la pregunta que frecuentemente me hacía, pero ahora más que nunca, era lo que más me cuestionaba cuando estaba frente a ella.

Yo sólo podía observarla, con tantas dudas y con tantas palabras en mi cabeza por decirle. Quería preguntarle muchas cosas acerca de lo que leí y también sobre ella, pero tal vez jamás me atreva a hacerlo, porque si se llegase a enterar de que he leído muchas de sus notas, obviamente se enfadaría, porque no sería agradable enterarse que leyeron y registraron tus cosas personales. Mi intención no era invadir su privacidad.

Había silencio en la sala y a decir verdad, no era incómodo, a pesar de lo que había ocurrido el día anterior. Ella me miró por un segundo y suspiró.

—Jiyeong ¿te puedo hacer una pregunta?—dije de repente.

|Jiyeong|

Mi corazón comenzó a latir muy rápido cuando oí a Sae, solo esperaba que su pregunta no fuera acerca de las notas. Asentí con la cabeza, esperando que ella hablara.

—Sé que estuviste en la universidad y me preguntaba... ¿qué estudiabas?—noté su voz nerviosa.

Me sorprendió oírla interesada por eso, sintiendo a la vez un alivio enorme.

—Psicología, me parece muy interesante esa área—respondí.

—¿En serio? Pero pienso que no es lo tuyo, perdón que te lo diga—soltó una pequeña risita.

—¿Por qué?

—Porque no puedes comprender a los demás.

—La psicología no se trata solo de eso, es mucho más—respondí.

—Lo sé, pero no te imagino como psicóloga.

—De todos modos, tienes razón, no soy capaz ni de comprenderme a mí misma.

Saebyeok se quedó en silencio, como si se hubiese quedado pensando en mi respuesta.

—Que afortunada debes sentirte a veces, tú tuviste la posibilidad de tomarte la libertad de dejar de estudiar y bueno, puedo suponer que con una casa así no te aburres nunca, porque para pasar la mayor parte del tiempo aquí, con tantos lujos y diversión... al menos tú tuviste esa oportunidad—dijo mirándome.

—Te equivocas, tener una casa grande no es tan divertido como parece, sé que suena algo egoísta, y sí, sé que soy afortunada de tener un hogar como este y que tengo suerte, pero tanto espacio sólo para mi madre y para mi... me hace sentir una distancia enorme entre ambas, además es fría, por eso hay calefacción en casi en todas las habitaciones.

Sae asintió y se quedó en silencio, pensativa.

—¿En qué piensas?—pregunté.

—Lo mismo me gustaría preguntarte—dijo en un susurro, sin mirarme.

—¿Qué?

—Olvídalo, pero es cierto, tu tienes mucha suerte, al contrario de mi—la noté bajar su mirada para comenzar a jugar con sus manos.

Me quedé en silencio, sin saber qué decir, entendía a lo que se refería pero no quería hacer preguntas de cosas que sé que le afectan.

—Jiyeong ¿eres feliz?—preguntó mirándome luego de unos segundos, rompiendo el silencio que se había formado.

—¿Podría no responder a eso?

—Tienes razón, lo siento—negó, quedándose cabizbaja.

—En realidad, que me veas sonreír de vez en cuando, no significa que sea feliz, como dice la frase "reír no es sinónimo de felicidad", con eso respondo a tu pregunta, si es que querías oír algo.

—Pero... yo nunca te he visto siquiera reír.

—Sae ¿eres feliz?—le devolví la pregunta para cambiar el tema de conversación, ya que me estaba comenzando a sentir incómoda y no me mostraría débil frente a ella, no otra vez.

—¿Podría no responder a eso?

Al notar que ella tuvo la misma respuesta que yo, solté una pequeña risita, ella sólo me sonrió, pero eliminó esa sonrisa al instante de su rostro.

—Como sea, ya tengo que volver a mis tareas—dijo levantándose del sofá.

—¿Ves que no fue tan terrible dirigirnos unas cuantas palabras?

—Lo fue, la verdad.

Sabía que estaba bromeando. Y era cierto, esta pequeña conversación que tuvimos no fue tan incómoda, luego de lo de ayer, claramente. Ya había decidido dejarlo pasar, no quería que las cosas estuvieran tensas o que fueran incómodas, después de todo, mi madre tenía razón, nosotras pasamos la mayor parte del día juntas. Y aunque no nos dirijamos tanto la palabra, ella estaba en mi casa y sería inevitable cruzarnos en algún momento. 

—Oye ¿me responderás la pregunta?—dije levantándome del sofá, tal como hizo ella.

—Mmh... no.

—Yo lo hice.

—Lo hiciste a medias—dijo comenzando a caminar, yo la seguí.

—Pero...

—No me insistas, no quiero ser tu amiga, Jiyeong—me interrumpió, volteándose hacia mí y mirándome con furia.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora