Capítulo 13: Antiguas amistades.

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|Jiyeong|

—Yo... no sé si pueda seguir sin él—dije en un tono inaudible, pero Saebyeok estaba tan cerca de mi que claramente me pudo oír.

Ella se quedó en silencio, como si la hubiese dejado sin palabras, hasta dejó de acariciar mi espalda.

—Lo siento—dije levantándome de la mesa.

Era primera vez que lloraba frente a ella y me sentí avergonzada. Siempre evité hacerlo, hasta intentaba que no notara cuando me sentía triste y ocultar las veces que había estado llorando.

Me dirigí a la cocina para dejar la taza que había ocupado y sentí sus pasos detrás de mí. Al entrar me detuve en el lavabo, ya ni siquiera podía voltearme y mirarla a la cara después de lo que acababa de pasar, odiaba llorar frente a otras personas. Ni siquiera debí haber hablado.

—Jiyeong, está bien, son tus emociones, es lo que sientes y es totalmente válido que lo quieras expresar, no me puedes pedir perdón por eso.

—Sólo olvídalo, no dije nada.

Iba a salir de la cocina, pero me detuve en la puerta.

—Una cosa, por favor no le cuentes esto a mi madre, no me gusta hablar acerca de mi padre con ella, también es un tema delicado para ella y tampoco quiero preocuparla—fue lo último que dije y salí de la cocina.

Fui al baño de mi habitación para lavarme la cara. Me sentía incómoda al haber llorado frente a Sae, sentía mucha vergüenza. Y a pesar de que ella me dijo que estaba bien, no podía quitarme de la cabeza que ahora me vería de otra forma, más débil, tal vez. Además, ella no tendría porqué escuchar lo que me pasa, no es mi amiga.

(...)

Eran cerca de las dos de la tarde, estaba en mi habitación recostada en mi cama, con los pies apoyados en la pared y mirando mi celular. Ya me sentía un poco mejor luego de lo ocurrido en la hora del desayuno.

Miraba mis redes sociales, cuando en la pantalla apareció una llamada entrante. Miré el nombre, me sorprendió bastante saber de quién se trataba.

—¿Hyo?

—Hola, Jiyeong, tanto tiempo, hoy nos estábamos acordando de ti con los demás chicos en la universidad y pensé en llamarte para saber cómo estás, ha pasado mucho tiempo sin saber de ti.

Hyo era uno de mis amigos en la universidad, pasábamos la mayor parte del tiempo juntos y luego de que dejé de asistir nos distanciamos un poco.

—Así es, ha pasado bastante tiempo, yo he estado bien... supongo, bueno, ya sabes—respondí con un tono de inseguridad.

—Oh, entiendo.

—Y tú, ¿cómo estás?

—Muy bien la verdad, pero también te llamaba para saber si te podría ir a ver alguno de estos días, me gustaría que nos pusiéramos al día, la pasábamos muy bien juntos y tenemos muchísimas cosas de qué hablar.

Por un momento lo dudé. Hace mucho que yo no recibía visitas, pero a la vez me haría bien distraerme, además era cierto, la pasábamos bien juntos, nos reíamos mucho y ¿quién sabe? tal vez podríamos retomar la amistad.

—Claro, cuando quieras, siempre estoy en mi casa—respondí.

—¿Te parece hoy? Saldremos de clase antes así que podría ir esta tarde.

«¿Hoy? Pero es demasiado pronto», pensé.

—Está bien, te estaré esperando—dije finalmente.

—Genial, nos vemos.

No mentiré, no me agradan mucho las visitas, pero esta vez haría una excepción, tal vez sea divertido pasar un rato con Hyo luego de tanto tiempo.

Llevaba ropa cómoda y de estar por casa, así que busqué algo para ponerme y me cambié.

(...)

Sentí el timbre de la entrada y bajé las escaleras de inmediato. Saebyeok se encontraba limpiando el pasillo de arriba, que por cierto, era su última tarea antes de irse según la nota que le dejó mi madre.

Abrí la puerta, encontrándome con un sonriente Hyo.

—¡Hola, hasta que por fin puedo verte!—dijo abrazándome.

—Si, ha pasado bastante tiempo, por favor entra—lo invité a pasar una vez que nos separamos del abrazo, haciéndome a un lado.

Nos dirigimos a la terraza con algunos snacks para comer. Hablamos acerca de todo lo que ha pasado en su vida desde que dejé la universidad, algunos chismes de nuestros compañeros y demás amigos, parejas nuevas y algunos cuantos temas que salían de la nada.

—Bueno, ya te he contado bastante pero ¿qué hay de ti? ¿cómo van las cosas?—preguntó.

—No ha pasado mucho desde que dejé la universidad, estoy la mayor parte del tiempo sola por lo de mi madre y su empresa, y sinceramente, a veces pienso que estoy desperdiciando mi vida, no hay nada interesante que te pueda contar más que eso.

—¿Y te has dedicado a algo?

—La verdad es que no, siempre estoy en casa, no tengo mucho que hacer y...

—¿Es una broma?—me interrumpió.

—No, es decir, no es mucho lo que he podido hacer luego del fallecimiento de mi pa...

—Jiyeong, que mal estás.

—¿Perdona?

—¿Cómo dices que no has podido hacer mucho? Dios, no puedo creerlo—dijo levantándose, llevando sus manos a su cabeza como si estuviese molesto, no entendía su reacción.

—Si viniste a juzgarme, prefiero que te vayas—me levanté de igual forma, con la intención de sacarlo de mi casa.

—¡Es que no me cabe en la cabeza! ¿cómo puedes estar sin hacer nada siempre? Te lo digo en serio, Jiyeong, estás mal, estás enferma y deprimida, no me has contado nada bueno desde que llegué—decía mientras negaba con la cabeza.

|Saebyeok|

Me encontraba haciendo mi última tarea, cuando escuché gritos que provenían de la terraza. Bajé inmediatamente las escaleras para saber porqué había tanto alboroto.

Desde la ventana de la cocina vi que Jiyeong estaba con un chico, él le estaba gritando. Miles de preguntas y escenarios vinieron a mi cabeza, ¿quién era? ¿por qué le grita? ¿habrá entrado en la casa y ser un desconocido? ¿un ladrón tal vez?

Salí rápidamente y vi que ahora él la tenía afirmada de las muñecas con fuerza, su expresión era de furia, mientras que Jiyeong sólo lo miraba con temor, intentando soltarse de su agarre.

—¿Qué está pasando?—dije hacia ellos.

—Nada—respondió ella, su voz se oía tranquila, pero su rostro no decía lo mismo.

—¿Nada? Pasa que estás realmente mal, Jiyeong.

—Oye, suéltala—dije acercándome.

Ignoró mi orden y siguió hablando a Jiyeong. Yo no sabía qué hacer ni cómo era este chico, se veía agresivo y no quería que ninguna de las dos saliera lastimada.

—¡Se cumplirá un año desde que tu padre falleció! Un año y ni siquiera has hecho un esfuerzo para superarlo, ¡un año en el que no has hecho absolutamente nada! Ya pasó, Jiyeong, comienza a aceptarlo, no te puedes quedar estancada para siempre.

—Déjala y suéltala ¿quién eres tú para venir a decirle todo esto?—pregunté dirigiéndome a él.

—¡Deberías medicarte!—dijo soltándola de las muñecas de forma brusca, causando que cayera al suelo.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora