Capítulo 20: Video.

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|Saebyeok|

—Jiyeong ¿te digo la verdad?... A mi sí me importa.–pronuncié esas palabras sin pensarlo, como si hubiese sido un impulso.

Ella se quedó en silencio por unos segundos mientras me miraba. Debía de estar cuestionandose mis palabras, lo sabía.

—Pues no debería importarte, ahora quiero estar sola—dijo tomando la manilla de la puerta, esta vez no le impedí cerrarla.

Volví abajo, quedaba una hora para que mi horario de trabajo acabara y me quedaba sólo asear la sala de estar.

Mientras quitaba el polvo de las estanterías, me quedé pensando en todo lo que había pasado esta tarde. Creí que había sido un error haberle admitido a Jiyeong que si me importa el hecho de que podría estar autolesionándose, aunque así era, en serio me importaba.

Durante el tiempo que llevo trabajando aquí, he logrado entender que todos los lujos, esta casa tan enorme y todos los gustos que Jiyeong se puede dar, no son nada comparado a que ella no es feliz. Para ella la frase "el dinero no hace la felicidad" debe tener mucho sentido. El perder a su padre fue un golpe duro en su vida y no ha logrado salir de esa tristeza tan enorme. Y yo soy capaz de comprenderla, porque a veces recuerdo a mi madre, en lo pequeña que era cuando la perdí y pienso en lo lindo que sería tenerla conmigo, en todas las historias que nos faltaron por escribir juntas, más vivencias y experiencias. Todos los consejos que pude haber recibido de su parte, hasta un simple "te lo dije" de su boca me haría feliz, sus regaños, enseñanzas, su manera de quererme, todo lo extrañaba. Y lo duro, era pensar que eso no sucedería más.

La conocida frase: "las personas se van, pero los recuerdos quedan", era cierta.

(...)

Había acabado con mis tareas del día de hoy, así que luego de un largo día, ya tocaba volver a mi casa.

Fui en busca de mi bolso y mi chaqueta, cuando sentí unos pasos bajando las escaleras.

—¿Ya te vas?—preguntó Jiyeong una vez llegó abajo.

—Si, ya es hora.

Ella asintió con la cabeza. Iba a comenzar a caminar, pero mi voz la detuvo.

—Gracias por lo de esta tarde.

—Me has agradecido mucho—sonrió—no hay de qué.

—Es lo justo ¿no crees?

Se quedó en silencio durante unos pocos segundos y finalmente habló.

—Siento haber estado tan insoportable hoy... y por no haberte dado un buen regalo.

—Sobre lo que dijiste, de estar insoportable, te entiendo, no fue un buen día para ti y sobre lo de no haberme dado un buen regalo... Jiyeong, tu gesto fue muy hermoso, pero no me debes nada, en serio.

—¿Y si lo quisiera hacer, me lo tirarías por la cabeza?

—Tal vez—me encogí de hombros y sonreí, claramente era una broma.

Ella también sonrió. Nos miramos a los ojos por unos cortos segundos y la verdad es que me estaba aguantando tanto las ganas de abrazarla y de darle las gracias de esa manera, aunque ya le hubiese agradecido muchas veces. Y poder decirle que todo estará bien, que ella puede, que será capaz de resolver todos lo líos que deben haber en su cabeza.

Jiyeong desvió la vista por un momento y se quedó cabizbaja.

—Oye, si te soy sincera, lo que hiciste esta tarde, lo consideré como un regalo—dije para que me volviera a ver.

Te odio a millones |Jibyeok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora