¿Alguna vez de pequeños, habéis soñado con el día de vuestra boda? Al principio, como casi todos los niños, la idea de casarme me repugnaba bastante. ¿Novio? ¿Y darle besos en la boca? Yo nunca. Qué asco.
Eso era lo que decía la gran parte del tiempo. Cuando ya fui creciendo algo más, las reuniones familiares se hacían cada vez más pesadas. Me preguntaban durante todo el tiempo si tenía novio y esas cosas. A lo que antes de poder contestar, mis tías siempre saltaban diciendo lo mismo.
- Lo que tienes que hacer es buscarte un hombre rico que te pueda mantener. El amor no sirve para nada querida. ¿O acaso el amor alimenta? ¿el amor paga las facturas? Es una completa estupidez-
Las reuniones familiares se debían siempre a ese tipo de conversaciones. Yo no andaba pensando en chicos la verdad. Lo único que me preocupaba era cuidar de mi madre cada vez que se ponía enferma. Y eso venía a ser de manera muy seguida.
Cuando estaba en el colegio solo me preocupaba de atender al profesor y sacar buenas notas para que mis padres estuvieran orgullosos de mí. Mis amigas en seguida empezaron a salir con chicos y me dejaron bastante de lado. Siempre insistían en que las acompañara para presentarme a alguien. Puede que una pequeña parte de mi infancia no quisiese acercarme a los chicos por todas las cosas que mis familiares habían metido en mi cabeza.
Hasta un día...
Hubo un día en que conocí al que yo pensaba que sería el chico de mis sueños. ¿Qué gracioso no? ¿Una chica de casi catorce años pensando que ha encontrado al amor de su vida? Pues sí. Yo realmente lo pensaba, pero como era de esperar, no fue así.
Ese día fue el mismo día que mi tía me dio mi primera paliza en la que casi acabo muerta. Salí corriendo de casa bajo la lluvia sin mirar por donde iba. Un coche casi me atropella cuando yo pasaba por una de las calles. El se paró a tan solo unos centímetros de mí. En ese momento me desmayé y lo siguiente que vi es haberme despertado en una casa ajena a la mía.
Me encuentro en una enorme habitación muy bien adornada. Entre ello, en una de las mesillas que hay junto a la cama se encontraba una nota.
"No quería estar justo a tu lado cuando despertases para no asustarte. Te desmayaste y estabas llena de golpes. La verdad es que no sabía donde llevarte. No voy a hacerte nada, te lo prometo. Llámame cuando lo necesites. Estaré en la otra habitación. Att: Izana"
¿Izana? Realmente no conozco a ningún Izana. -¿Hola?- dice mi voz un poco entrecortada. La verdad es que estoy un poco asustada en estos momentos. ¿Quién no lo estaría? me encuentro en casa de un extraño que no se quien es, ni cuantos años tiene, que casi me atropella...aunque eso último fue culpa mía por cruzar sin mirar. Tampoco debo echarle todo a el. A los pocos segundos alguien toca con cuidado la puerta y una voz habla tras ella. -¿Puedo pasar?- mi voz vuelve a intentar soltar un "si" que me hace pensar que he sido la única que lo ha escuchado pero la puerta comienza a abrirse y un chico de cabello gris se asoma por ella. El chico nada más verme se acerca un poco a la cama y me sonríe.
-¿Qué tal estás?- pregunta el. Creo que en ese momento, el mayor pensamiento de mi cabeza era que nunca, en todo lo que llevaba de vida, había visto un chico tan apuesto como el. Su cabello, sus ojos, la forma de su cara...era jodidamente hermoso.
-¿Hola?- pregunta el pasando una mano por mi cara. Me he quedado embobada mirándolo durante mucho tiempo. Mis mejillas comienzan a arder demasiado mientras las acompaña un color rojo para nada desapercibido.
-Si, si estoy bien. Oye muchísimas gracias por todo de verdad. Perdona las molestias, pero creo que será mejor que me vaya- mientras termino mi última frase ya estoy intentando ponerme en pie, pero de pronto, un dolor horrible recorre toda mi pierna y espalda y voy lanzada de boca contra el suelo. Aunque todo pasó tan rápido en mi cabeza fue eterno. El golpe no llegaba. Abro los ojos y me encuentro a Izana sujetándome con fuerza.
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Lo que pasó entre La toman y yo •Terminada•
FanficSi quieres adentrarte en un mundo junto a los de Tokyo Revengers esta es tu historia. Ponte en el papel de la prota para superar obstáculos, reír, llorar y sobretodo intentar no enamorarte. ¿Qué pasaría si tuvieses a todos los chicos de la tokyo man...