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"No quiero darte nada porque tú nunca me das algo de vuelta, ¿por qué no puedes ser bueno para algo?"
—lana del rey; dealer.
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Honari besa mi mejilla con demasiada fuerza antes de abrazarme, la chica ha empujado a Sanzu lejos de mi para poder sostenerme entre sus brazos después de no vernos en un largo rato debido a que ambas estábamos ocupadas con la escuela y cosas personales, después de romper el teléfono no pude contestarme con ella pero ahora que la tenía ahí frente q mi me sentía más aliviada que nunca.
—¡Mimiko te extrañe demasiado!— exclama la mayor volviendo a besar mi mejilla, teniéndola tan cerca el olor dulce de su perfume me adormecía por completo y su abrazo se sentía demasiado cálido que no quería separarme de ella por un buen rato. De nuevo estaba sintiendo todo aquello en esos brazos como en la fiesta de navidad — Por fin estos tontos hacen algo bien y te traen a verme.
—Cuida tu boca, Sol— musita Koko tomando un sorbo de su café caliente — Solo hacemos esto por Mimi, de otra forma no estaríamos aquí contigo.
—Y no es como si ustedes me importaran yo también hago es por ella así que quítense — Honari también empuja a Koko para que por fin ambas podamos tomar asiento en la mesa de aquella cafetería a la que había sido traída.
La herida de mi labio la había intentando cubrir con maquillaje y brillo labial lo suficiente para que no pudieran notarlo, en la cafetería solo estamos nosotros cuatro y agradecía estar fuera del edificio ya que si pasaba más tiempo ahí sentiría que estaba en peligro, no quiero decirle a nadie lo que ha pasado, ni si quiera debería darle importancia, solo debía fingir que no había sucedido nada, seguir siendo la misma Mimiko que ellos querían y callarme todo como hasta ahora. Explote porque cuando se trataba de Hayase y Mikey mi estómago se revolvía y la cabeza me daba vueltas, como si todo de pronto solo se concentrara en ellos y en lo mucho que ambos parecían estar mintiendo, abrumar a los demás con esos problemas que yo tenía no era algo que debía de hacer, ser una molestia era lo que menos quería ahora.
—¿Por qué tan callada, cariño?— Sanzu pregunta haciendo que levante la vista de la mesa recordando una vez más que yo estaba ahí junto a ellos, su mano se posa sobre mi hombro haciéndome pegar un respingo. La chica a mi otro lado no duda en darle un manotazo al mayor quien la lanza una mala mirada — Escucha Honari, enserio no te soporto pero lo hago por ella si sigues molestándome a este paso terminaré golpeándote.
