"Tú quieres a una chica buena que haga cosas malas"
—doja cat; freak.
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—¿Que haces ahora?— La mano de Kakucho apoyándose en mi hombro me hace pegar un respingo. Estaba tan concentrada escribiendo aquella lista en el comedor que ignoré todo a mi alrededor por varios minutos hasta ahora — Una lista, ¿que planeas hacer ahora?
— Son solo cosas — murmure intentando cubrir la lista con mis manos para evitar que el mayor leyera las cosas llevaba escribiendo desde la mañana. La hoja tenía muchos borrones, rayones y alguna que otra mancha.
Había dicho que la navidad no era nada importante y que estaba acostumbrada a ignorarla como el resto de las festividades del año, pero, hasta este momento había pensando en que aquello solo lo hacía debido a que vivía con mi padre quien simplemente desaparecía aquellos días cerrando la casa y orillándome a tener que salir por la ventana como el resto de las veces, la casa era fría y solitaria durante el día y en la noche cuando las casas se iluminaban por las decoraciones la mía era la única que seguía a oscuras viéndose tétrica y aburrida. No quería decorar el lugar, tampoco quería poner un árbol o tener una gran fiesta, quería hacer solo una cosa y aquello implica tener que salir del edificio y recorrer las majestuosas calles de Shibuya para conseguirlo.
— Escuché que tienes un teléfono ahora — Kakucho recorre la silla sentándose a mi lado — Ya era hora.
—Realmente solo lo utilizo para llamadas y mensajes — le explico — Esta mañana le envié mensaje a Koko diciéndole que aún me debía dinero por asegurarme de que tú no notaras que faltaba alg-
Me calle de golpe desviando la mirada recordando que aquello era algo que verdaderamente no debía mencionar o seguir contando con toda seguridad así que solo le sonreí al mayor un tanto nerviosa y regrese a escribir sobre el papel haciendo como que él no estaba ahí.
—Termina de decir eso — me anima tomando mi pluma por la punta evitando que pudiera seguir escribiendo — ¿Qué se supone que es lo que no debo notar?
Trague en seco desviando la mirada y rezando por un milagro, si mi destino era morir aquí entonces lo haría porque ningún compañero leal delataba a sus compañeros y menos los abandonaba a su suerte pero tratándose de Kakucho la idea no pasaba por mi mente y la solución que me parecía correcta era dejar hundir a Koko antes de que fuera yo la que pagara los platos rotos. La puerta principal se abrió mostrando a Manjiro muriéndose de frío maldiciendo el clima y diciendo que quería volver a su cuarto antes de seguir afuera por más tiempo del que era necesario, la vista del mayor viajo por todo el lugar notando que en la sala solo estábamos Kakucho y yo, tomé esa como la señal del cielo de que dejar morir a Koko no era una opción (al menos no hoy) así que me levante de mi asiento corriendo hasta Manjiro para abrazarle sintiendo lo frío de sus manos que correspondieron mi abrazo.
