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"¿No sabes que no soy buena para ti? He aprendido a perder, no puedes permitirte lo mismo. Pero nada impide que te vayas"
—billie eilish; when the party's over.
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El auto a acabado estacionado en el primer lugar que el conductor ha encontrado, el frío del clima hace que la piel se me erice y el constante toque de Miya en mi mano para asegurarse que aún seguía a mi lado me ponía de nervios. Los adultos miran por sus ventana hacia afuera como si al hacer eso pudieran encontrar la explicación que tanto deseaban en esos momentos, como si aquello pudiera justificar la presencia de la que ahora consideraban como una extraña con demasiada información que podía haber desbordar un río de sangre si me proponía a seguir hablando, yo solo quiero creer que al hablar puedo obtener algo, más respuestas, más vistas del panorama que comenzaba a tomar forma poco a poco.
— Miya — el conductor pronuncia en voz alta haciendo que tanto mi amigo como yo peguemos un respingo. Habíamos estado tanto tiempo en silencio que incluso escuchar la voz de alguien me haría sentir rara, tal vez era por todos los médicamente que seguían circulando en mi, el golpe en la cabeza que el doctor insistía en estar mejor o porque tenía miedo.
Estaba sola. Hiciera lo que hiciera aquí nadie iba a ayudarme si metía la pata en algún momento, antes no me hubiera preocupado tanto por eso ya que estaba acostumbrada a ser solo yo, a enfrentar todo sin temor alguno pensando en qué si moría o salía herida sería mejor que no intentarlo, era débil ahora, tan vulnerable que si uno de ellos me gritaba probablemente terminaría llorando y eso era culpa de Manjiro, de Haruchiyo y del resto de esos adultos quienes me hicieron depender de ellos sin advertirme que me dejarían de esta forma tan brutal y seca aunque era lo obvio, aunque era lo que había previsto alguna vez me había dejado llevar por todos esos buenos momentos. Si metía la pata ahora ya no podía recurrir a ellos.
— ¿Hace cuanto se conocen?— le pregunta el rubio girándose para mirarnos.
Mi amigo traga en seco por unos segundos antes de removerse en su lugar intentando demostrarme que él no tenía miedo o estaba nervioso, pero él lo estaba, Miya estaba temblando discretamente haciendo mover su pierna como disimulo de esto.
