¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Culpable o inocente, mi amor es infinito"
—zendaya, labrinth; all for us.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me quedé sentada en el sillón de la sala, mirando algún punto en el piso, escuchando lo que sucedía a mi alrededor, perdiéndome en esas palabras que seguía recordando una y otra vez como la peor sentencia de muerte, siento que el aire me falta y que me encuentro en un lugar extraño. No sé qué más hacer a partir de ahora que no sea sentarme a esperar a que el momento llegue, tampoco se que tan verdadero es todo lo que Takemichi ha dicho pero me siento con la responsabilidad de acabar con esto de una vez por todas para hacerlos felices. Ese era él problema, el verdadero problema era que yo había nacido, que mi existencia era un problema, que yo nunca debí de haber existido.
La puerta se abrió mostrando a Ran con un traje de rayas, al principio pareció muy confundido con verme ahí de nuevo, era como si viera un fantasma o una ilusión pero el adulto procedió a caminar hasta quedar frente a mi haciendo que levantara el rostro para mirarle a los ojos por primera vez en mucho tiempo, llevaba un cigarro en los labios que bailaba con su sonrisa, tenía el cabello despeinado y se sintió satisfecho cuando noto mi rostro lloroso así que sin más se agacho hasta quedar a mi altura y tirar el cigarro en el piso apagándolo con la suela de su zapato para tomar mis labios en un beso que me tomo por sorpresa, el adulto echa su cuerpo hacia adelante haciendo que pegue la espalda con el respaldo del sillón y sus manos se apoyan sobre mis muslos intentando subir más allá pero volvían a bajar acariciando de forma lenta y suave. Mis lágrimas salen por fin mojando las mejillas del mayor también pero él se separa un poco parar limpiarlas con la yema de sus dedos y continuar besándome una vez más.
— Ran — pronuncio en cuanto puedo sobre sus labios.
— Cállate — me pide alejándose un poco, lo suficiente para verlo deshacerse de su corbata y aventarla a alguna parte de la sala — Enserio, solo cállate. Estoy tan enojado y a la vez tan aliviado de verte aquí pero con ese rostro tuyo solo puedo pensar en una sola cosa y es que quiero tenerte lloriqueando debajo de mi.
— No quiero nada de eso — le contesto alejándome más de él, el adulto no luce contento con mi respuesta así que me toma de la cintura levantándome del sillón en donde él toma asiento y procede a colocarme sobre él mientras sus labios buscaban la piel de mi cuello para besar — Ran.