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"Luzco como una chica pero pienso como un chico. Las chicas no están destinadas a pelear sucio"
—marina and the diamonds; girls.
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Mi bostezo no pasa desapercibido para el maestro de la primera hora quien solo me rueda los ojos para continuar explicando acerca de las tareas y demás exámenes que en los últimos días han ido tomando más intensidad, frente a mi, ocupando su lugar y durmiendo sin disimulo alguno Miya ronca cada tanto haciendo reír a más de uno pero eso no logra que el maestro le levante, parece que están acostumbrados a verlo dormirse en las clases y yo comenzaba a hacerlo, lo extraño era que él siempre salía con buena nota cuando nunca parecía estudiar o preocuparse por aquello, a penas y había podido mantener un poco mi promedio anterior pero había tenido mi mente trabajando en la luna que había descuidado la escuela demasiado al punto en que seguía sin buscar un lugar para hacer mis horas de servicio y que la escuela tenía a la vuelta de la esquina el festival de primavera.
La campana suena anunciando el término de la hora y con ello el maestro sale del salón dejando de hablar por fin y haciendo a más de uno suspirar aliviado por aquello, me estire en mi asiento guardando mis libros y toque la espalda de Miya en un vago intento de levantarlo. Le había contado a mi amigo que la cacería de brujas quedaba por el momento suspendida y que pensaría en alguna forma menos complicada de hacerles enojar, él ni siquiera insistió en que le explicara y terminó entendiendo todo como de costumbre, Miya se había vuelto un pilar para mi en todo este tiempo parecía que repetía lo mismo una y otra vez cuando me refería a él, pero, era verdad, él era de una forma tan agradable que fácilmente podía confiarle mi vida si él me lo pedía alguna vez y esa forma suya de actuar ante todas las situaciones que ambos habíamos pasado junto sólo me hacían querer abrazarle por un largo rato incluso cuando él hacía esas muecas de asco algunas veces fingiendo que le disgustaba cuando era todo lo contrario.
Mis toques en su espalda no lo levantan y tampoco el ruido de nuestro tutor entrando al aula con una gran sonrisa y saludándonos a todos por otra hora en que nos tratáramos bien. El adulto toma el plumón y comienza a escribir sobre la pizarra los asuntos a tratar de la semana y el que más acapara espacio y curiosidad es el tan esperado festival de primavera que la escuela organizaba sin falta cada año, era como él mismo festival escolar que siempre se hacía al final del curso pero con la diferencia de que este era en primavera y solo participaban los de último año ya que les quedaba menos tiempo en la escuela que al resto así que todo recaía en los cinco grupos de último año que a penas y encontraban algún tiempo libre para divertirse.
