"Todo mi cuerpo arde por ti. Mi corazón está sediento de ti"
—enhypen; fever.
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Parece que me he vuelto una experta en esperar a la gente, pero mientras observo la entrada principal con sumo cuidado deseando solo una casa puedo sentir aquella presión en mi pecho aumentando como nunca, no podía pasar más tiempo así, caminando de un lado a otro con la esperanza de que aquella puerta se abriera de una vez por todas mostrando a las personas que tanto quería ver, Koko y Rindou hablan en el comedor acerca de algo de las tiendas, más bien discuten y hay un tipo que jamás había visto todo este tiempo escuchando atentamente cada palabra que salía de la boca de ellos, según Koko ese tipo solo era un trabajador de la tienda al cual tenían que hacer varias preguntas o definitivamente terminarían perdiendo la tienda de joyas en Shibuya, seguía sin preguntar de lleno a cerca de lo que a ellos se dedicaban pero debía ser algo grande como para que todo el tiempo tuvieran que viajar o salir para mantener todo en orden.
—La puerta no se va a ir a ninguna parte — Ran bromea detrás detrás de mi colocando una mano en hombro, parecía que me había quedado pegada a la puerta de tanto mirarla — ¿Y ese vestido? ¿Por qué te arreglaste tanto hoy?
Puedo sentir la tela de mi vestido ser levantada ligeramente debido a la mano del mayor colándose por mis piernas pero se detiene cuando nota que verdaderamente no quiero hacer nada de eso y que lo único que me parecía importar era la puerta, me sentía un poco avergonzada con el mayor, no quería mirarle pero tampoco quería lucir como una tonta, el vestido tenía un motivo para traerlo puesto pero admitirlo en voz alta solo me haría quedar como una niña infantil. Ran besa mi mejilla se aleja de mi al notar que no pienso hablar y termina por unirse al interrogatorio del pobre hombre que ahora tenía a tres hombres bombardeándolo de preguntas.
Jamás había creído que los días y las noches podían ser tan largos y aburrido justo como ahora, que los segundos podían durar casi eternamente y que las horas parecían años a pasados agigantados, jamás había deseado tanto en mi vida como ahora que deseaba que el tiempo por fin avanzara hasta el momento que tanto esperaba. Un ruido en el comedor me toma por sorpresa haciéndome pegar un suspiro, primero no logro entender nada pero la sangre en el piso y aquel tipo desmayado a penas son suficiente para hacerme caer de rodillas al suelo totalmente anonadada, el primero en recordar que estaba ahí fue Kokonoi quien rodeó el cuerpo caminando en mi dirección para colocarse frente a mi tomando mi rostro entre sus manos para que pudiera verle solo a él.
—Está bien, Mimi— me dice intentando calmarme — Esta bien, no tienes que mirar nada detrás de mi ¿ok? No mires nada, solo mírame a mi.
—¿Pero que ha sucedido?— pregunte más confundida que antes con mi cuero temblando. La sangre no me asustaba o me daba asco, después de todo cuando eres criada por un par de locos como lo eran mis padres podrías acostumbrarte a eso pero en mi vida había oído y visto un impacto de bala. Cubrí mis oídos intentado quitarme aquel sonido de la memoria — E-El no esta bien, hay que llevarlo a un hospital, Koko.
