"Si, yo quería ser esa mujer la madre de tus hijos y juntos caminar hacia el altar directo hacia la muerte"
— belanova; rosa pastel.
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He cruzado la puerta principal del edificio en cuanto he podido sin percatarme de que la he cerrado o no como debería, tire la mochila al piso y me quite los zapatos notando la tranquilidad que invadía la sala, no había ni un alma y el silencio me parecía tan aterrador y molesto que me apresuré a correr hacia las escaleras con la esperanza de ver a alguien ahí que pudiera explicarme qué diablos estaba sucediendo y que tan crítica era la situación, el pasillo me recibe de la misma forma de siempre igual en silencio y tranquilo pero con la diferencia de la puerta de la habitación de Mikey abierta de par en par.
Camine hasta ahí con el corazón latiendo demasiado rápido y mi mente creando miles de escenarios malos en mi cabeza que solo me hacían sentir peor que antes, me atreví asomar mi cabeza en el marco de la puerta encontrándome con Mikey sobre su cama, lucia tranquilo, con la mirada perdida en la ventana y con todos esos golpes en su rostro aunque la mayoría se trataba de rasguños, su labio roto y sus mejillas moradas por los golpes que pudieron haberle dado en esa zona, no lucia tan mal a simple vista pero jamás lo había viento de esa forma tan serena así que aún debía de comprobar que no tuviera algo más que le impidiera levantarse de aquella cama. Tome el valor suficiente contando hasta diez para poder entrar de lleno a la habitación del mayor la cual no visitaba desde hace días por su falta de cercanía a mi, no quería ser una molestia o estorbo así que evitaba entrar aquí pero justo ahora la situación ameritaba esto.
Sus ojos abandonan la ventana mirándome totalmente confundido, como si verme ahí fuera muy raro o imposible cuando antes solía dormir cada noche abrazada a él, quiero abrazarle, quiero besar sus mejillas y sostener su mano pero no quiero que al hacer eso él me rechace, si me rechaza mientras intento abrazarle terminaré sintiéndome peor que antes, no sé qué decir o hacer así que solo me limito a pararme a su lado mirándole un poco más tranquila al notar que seguía consciente y que por donde le viera aun tuviera cada extremidad en su lugar sin yesos o vendas como me lo había imaginado.
—Estas bien...— murmure a su lado a penas moviéndome un poco en mi propio lugar, me sentía tan nerviosa, tal vez por el miedo de decir algo o hacer algo que lo hiciera molestar o que le pidiera irme — Menos mal, parece que son solo golpes ¿verdad?
Me preocupa que no me conteste y en esos cortos segundos de silencio que me da puedo sentir mi corazón quebrándose.
— No es nada serio — me responde por fin haciendo que soltara el aire que por alguna razón había estado reteniendo en mis pulmones por los nervios a su respuesta la cual creía que nunca iba a llegar.
Odiaba este sentimiento, odiaba esta situación por completo, odiaba cada cosa de ahí que quería llorar de la rabia, no entendía por qué él era tan complicado y tonto, no entendía por qué simplemente no se atrevía a contarme todas aquellas cosas que parecían atormentarle antes de dormir. Supe por boca de Sanzu que Mikey antes no solía pegar un ojo en las noches, que se la pasaba despierto haciendo cualquier cosa menos dormir ya que en cuanto cerraba los ojos a los segundos se levantaba gritando y diciendo incoherencias levantando a más de uno, las pastillas no parecían funcionar del todo porque solo lo agotaban más, pero cuando dormía con él parecía la persona más dulce del mundo y aunque a veces le oía murmurar algunas cosas el sueño parecía ser más fuerte ahora y podía dormir bien al menos, me preguntaba si en estos días él había estado durmiendo y comiendo bien, si había tenido pesadillas, si él sentía la misma desesperación que yo sentía cuando nos encontrábamos en el pasillo y solo nos mirábamos.
