"Eres gorda. Dilo."
"Soy gorda."
Mi hermana no es gorda. No realmente. Es bustona, y tiene un gran trasero, pero eso no hace a alguien gordo.
Pero entre más fervientemente creyera que era gorda, más fervientemente iba a obedecer.
"Eres gorda. Dilo."
"Soy gorda."
La repetición era algo que la mitad de los sitios de hipnosis estaban de acuerdo que era útil. Honestamente, ninguno de los sitios estaba dedicado a control mental y cogerte a tu hermana, pero... bueno, los sombreros no están diseñados para matar, y nunca detuvieron a Oddjob.
Hacer que repita las ideas hizo dos cosas: primero, las reforzaba. Entre más alguien repetía algo, más se hundían en su psique.
Y, así de útil, a la gente no le gusta decir cosas que no son verdad. Si le pides a alguien que diga algo que no creen realmente, probablemente no lo harán. Hace una útil forma de probar que tan efectiva estaba siendo la hipnosis, si Cynthia lo repetía, lo creía. Si se negaba, probablemente no.
"La única forma de perder peso es hacer lo que te digo."
"La única forma de perder peso es seguir tus instrucciones."
"Bien."
Estaba jugando a la segura. En mi lectura, encontré algunas historias de terror. No puedes hacer que alguien haga algo que no quiere, e intentar forzar una idea puede tener algunos resultados feos... para ti, para el sujeto, o para ambos.
Mas importante, mi hermana no sospecharía nada. Si le decía que la única manera de perder peso era montar mi verga por una hora cada mañana, quizás lo haría. Pero seguramente la haría cuestionar de su repentino cambio de comportamiento... y luego todo colapsaría.
No, es mejor llevarlo con calma. Tranquilo. Sensible.
Seguro.
"Confías en mi completamente. Dilo."
"Confió en ti completamente."
Por supuesto, lento no significaba glacial. Especialmente no cuando su voluntad ya tenía algunos cambios...
"Hay alguna pregunta que no responderías?"
No."
"Por qué?"
"Porque eres mi entrenador. Solo quieres información para ayudarme a perder peso."
"Harás lo que sea para perder peso, ¿verdad?"
"Si."
"Bien."
Respire profundo. Hora de mi primer movimiento riesgoso.
"Que tan seguido te masturbas?"
Los ojos de Cynthia se abrieron, un pequeño rubor apareció en sus mejillas.
Pero no dudo, ni por un momento.
"Un par de veces a la semana."
"Sabes exactamente cuantas veces?"
"No."
Saque algunas hojas que imprimí de la computadora.
"Lee esto."
Mi hermana solo continuo mirándome, en blanco.
"Lee estas hojas," repetí, confiando en mi orden.
No se movió.
Ah.
"Toca tu nariz," dije.
De nuevo, nada.
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Dieta
General FictionCynthia quiere perder peso, así que su hermano Daniel se ofreció a hipnotizarla.