Parte 55

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La mañana después de que tomé a mi madre por primera vez, la encontré en la cocina, lavando los trastes. Ella estaba vestida, pero no nada desaliñado—aparentemente había aprendido su lección de la noche anterior.

Pero aun así. Vestida.

No me gustaba eso.

Me puse detrás de ella sin decir nada, poniendo una mano en su cuello, y obligando a mi madre a inclinarse. Su toque de resistencia se sentía como un reto, o algo así...e intente mostrarle lo que realmente era un toque.

Al principio Mama solo se congelo, pero después de 20 segundos—para mi gran deleite—volvió a lavar los trastes.

Aparentemente así es como estaba lidiando con la situación: negación. Su mente aun no podía aceptar que su hijo estaba violándola, que su hijo iba a violarla a cada oportunidad que tenía.

Y así solo se quedó de pie, calladamente lavando los trastes.

Mi madre estaba usando una falda corta, un par de bragas (no una tanga; probablemente la primera vez que había usado ropa interior no sexy en meses) y un crop top sin bra. Ella se veía espectacular—quiero decir, ella siempre se veía espectacular—e incluso si no estuviera por tomarla, estoy seguro de que aun estaría duro.

Por supuesto, si no lo estuviera, Cynthia estaría más que feliz de ponerse de rodillas hasta que lo estuviera.

Mi hermana estaba observando desde el marco de la puerta. Ella tenía una mirada en su cara, como la esposa de un soldado cuando regresa de la guerra. Euforia, eso es lo que era. Pura y casta dicha y orgullo.

Y estaba desnuda, por supuesto. Algunas veces considere hacer que Cynthia usara ropa como castigo: era difícil pensar en algo que disfrutara menos. Pero realmente, solo me estaría castigando a mí mismo.

Mientras me agachaba y hacia las bragas de Mama a un lado, podía escucharla sollozar. Solo siguio vacíamente lavando los trastes mientras mi verga se abría paso entre sus piernas. Mientras empezaba a empujarla firmemente.

Habían pasado menos de 24 horas desde que viole a mi madre por primera vez, pero ya había olvidado lo asombroso que se sentía. Su coño era como una tuerca alrededor de mi verga mientras presionaba sus muslos, haciendo todo lo que podía para evitar mi acoso.

"Carajo," gruñí, toma mi madre de la nuca y lentamente me obligué a entrar. "Eres una puta húmeda, Mama."

Ella no dijo nada en respuesta, y puse mi cabeza a un lado y la obligué a voltear hasta que estuviera viéndome.

"Eres mi puta," gruñí, antes de inclinarme y tomar su boca con la mía. Ella intento mantener los labios cerrados, pero puse mi otra mano alrededor de su quijada y la mantuve abierta.

Metí mi lengua dentro de su boca, y mientras me besaba de vuelta, escuché un gemido escapar de la garganta de Mama. Empecé a embestirla, conducido por su respuesta. Para su resistencia. Alejándome, deje su cara en el fregadero. No pude evitar sonreír mientras continuaba instintivamente lavando los trastes.

"Toma esta verga, sucia perrita," sisee. "Oh si, así es. Tomalá, Mama. Siente la verga de tu hijo dentro de ti."

Mama no dijo nada, silenciosamente tomando mi verga—y mi abuso—mientras se aseguraba de dejas los trastes perfectamente limpios— El agua en el fregadero estaba fría mientras continuaba cogiéndomela, con mis manos tomando sus caderas mientras se la enterraba.

"Apuesto que te gusta cómo se siente, huh?" pregunte. "La verga de tu hijo estirando tu apretado coñito. Amas ser una perra, verdad?"

Mama no dijo nada, pero vi que sacudió su cabeza mientras la violaba.

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