Parte 39

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Tan pronto como mis labios encontraron los de mi madre ella se congelo. Cuando me aleje, estaba temblando, sacudiéndose, como si fuera a despertar.

Quizás era arrogancia. Me gusta pensar que era confianza—o competencia. Pero arrogantemente, confiadamente, competitivamente, lo sabía: no me rechazaría.

No completamente. Mi madre me necesitaba; antes de que empezara a hipnotizarla, su vida no tenía rumbo. Su única meta había sido la vaga aspiración de 'ser una buena Mama'—ahora, le había dado un propósito. Perder peso, ser atractiva, regresar a sus mejores tiempos.

En los últimos seis meses, ella había mostrado más disciplina que en los últimos diez años anteriores. Había hecho metas, las había logrado. Había redescubierto el gusto del logro. Osea, como humanos, estamos hechos para ser productivos. Le había devuelto eso.

Y luego, tan repentinamente, se lo había quitado de nuevo.

Recuerdo que durante los estudios religiosos en la escuela, teníamos a alguien que venía y hablaba sobre el "hueco en forma de Jesús" que todos tenemos dentro. De acuerdo con esta mujer, todos tenemos ese hueco, y podemos intentar llenarlo comprando cosas, o usando drogas, o....no lo sé, sexo y rock 'n' roll. Pero la única cosa que lo llenaba era Jesús.

Realmente no lo creía; no estoy seguro si entienden. Incluso si creyera en ese agujero en forma de Jesús, estoy bastante seguro de que encontré algo más que el hijo de Dios para llenarlo: sexo caliente BDSM con tu hermana y madre bustonas.

Quizás debería conseguir un trabajo de ir de escuela en escuela y esparcir la palabra. Esa mierda es importante, saben?

Dándole a Mama un propósito tan fuerte, le había mostrado lo que sentía estar completa. Quitándoselo de nuevo, la hice más consciente de la perdida. Si despertaba ahora, estaría incluso aún peor que antes.

Ella me necesitaba. Mi madre tenía un agujero en forma de Daniel, y no podía esperar a llenarlo.

Me senté y vi como el cuerpo de Mama se retorcía, con sus ojos borrosos...y luego sonreí triunfantemente mientras lentamente se relajaba. Justo como esperaba.

Ella era mía.

"Necesitas mi ayuda," le recordé suavemente. "Se supone que ayudaras a tu hija a correrse, pero fallaste. No eres lo suficientemente atractiva. Dilo."

"Se supone que ayudara a mi hija a correrse," repitió Mama vacíamente. Mi verga palpito ante la desesperación en sus ojos y voz. Repentinamente todo, era como si estuviera hablándole al caparazón de una mujer. "Pero falle. No soy lo suficientemente atractiva."

"Me necesitas para que te enseñe. Dilo."

"Yo...yo..."

Fruncí el ceño. De nuevo, mi madre estaba resistiéndose.

"Dilo," presione.

Mama no se retorció ni tembló, pero tampoco obedeció mi orden.

Suspire. Porque siempre tenía que hacer las cosas tan difíciles?

"Si no te enseño como complacer a una mujer, no serás capaz de hacer que Cynthia se corra. Dilo."

"Si no me enseñas a complacer a una mujer, no seré capaz de...hacer que Cynthia se corra."

Ella tartamudeo ligeramente ante la idea de hacer que su propia hija se corra, pero Mama obedientemente repitió mis palabras.

"Así que me necesitas para que te enseñe."

Nada.

"Eres una mujer," dije, intentando una perspectiva diferente. "Complacer a una mujer es el trabajo de un hombre. Dilo."

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