Parte 12

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No sé si he mencionado esto antes, pero no tengo mucha experiencia sexual. Así que mientras no estoy cien por ciento seguro... Estoy bastante seguro de que Mama tuvo un orgasmo la próxima vez que la nalguee.

Y la vez después de esa. Y la vez después de esa.

Ella no lo anuncio, por supuesto. Pero cuando terminábamos, ella no me agradecía, no decía nada. Solo se levantaba, mirando al piso, sus mejillas totalmente rojas.

Y yo volvía a mi cuarto y me masturbaba.

Había algo tan candente en nalguear a mi madre. Además del hecho de que era algo con lo que soñaba, además del hecho de que claramente estaba haciendo que se corriera, por primera vez en años, había algo más...

Miren, sé que he sido un pervertido por muchos años. Quiero decir, ¿qué clase de loco enfermo se masturba pensando en los miembros de su familia...y actúa sobre esos deseos?

Pero castigar a mi Mama, teniéndola sobre mi regazo...eso era algo más. Me hacía sentir en control. Poderoso.

Y lo amaba. Mas de lo esperado.

Quería más.

*                                                                  *                                                                     *

"¿Las nalgadas no están funcionando, no es así?"

"No," respondió mi Mama. Su rubor había vuelto, penetrando en el trance en el que la puse.

"¿Estas rompiendo tu dieta casi a diario, no es así?"

"Si," dijo Mama, su mirada en blanco de alguna forma evitaba mis ojos.

En verdad, era cada día. Créanme, he estado al tanto. Cada día desde la semana pasada, Mama ha estado viniendo a mí, confesándome sus indulgencias, y haciéndome que la nalguee hasta el orgasmo.

Había sido la mejor semana de mi vida.

"Por qué crees que sea?"

"Porque soy débil," murmuro Mama en respuesta. Su tono me recordaba a mi hermana, diciéndome lo inútil que era, una y otra vez.

Respire profundo, concentrándome para evitar distracciones. Había trabajo que hacer.

"Es porque estas disfrutando tu castigo," dije. "Un castigo no funciona si lo disfrutas."

Mama asintió.

"Cada vez que te nalgueo, te corres."

Otra vez asintió. Todo mi cuerpo tembló con excitación. Dios. No podía creerlo. Realmente se estaba corriendo, cada vez que la nalgueaba.

Mi madre se estaba corriendo con mi mano. Carajo.

Nunca había estado tan excitado en mi vida.

"¿Amas ser castigada, no es así?"

"Si."

"Dilo."

"Amo ser castigada."

"Que podemos hacer para arreglar el problema?"

Hubo una pausa mientras Mama pensaba. Sus ojos se abrieron, mientras pensaba que tenía una idea, pero no dijo nada.

Después de casi un minuto de silencio, presione por una respuesta.

"Si no arreglamos esto, no vas a perder peso. ¿Quieres perder peso, no es así?"

"Si."

"¿Así que, como podemos arreglarlo?"

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