Parte 23

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"Pásame una galleta," pedí, y mi hermana se apresuró a obedecerme.

Era noche de película. Una vez al mes, mi hermana, mi Mama y yo nos sentamos a ver una película. Lo habíamos hecho desde que era pequeño.

Por supuesto, las cosas eran un poco diferente ahora.

No tan diferente como eventualmente se volverían, por supuesto. Imaginaba un futuro donde la noche de película era noche desnuda. Demonios, donde cada noche fuera noche desnuda. Y mientras yo mirara la película, mi madre y mi hermana estarían de rodillas, compartiendo mi verga.

Les diría que se quedaran calladas, y obedecerían, chupando mi verga lo más calladamente posible. Quizás una de ellas gemiría un poco demasiado fuerte, y les diría que fueran a marcarlo en el pizarrón, esto era algo que leí en algunos foros de BDSM, la idea de tener un pizarrón de castigo mostrado prominentemente, donde todas las infracciones eran grabadas, para que así los castigos pudieran ser impartidos justamente.

Si eran buenas, quizás las recompensaría dejándolas besarse por un tiempo...aunque eso podría ser un poco distractor. No, mejor para ellas tener toda su atención para mí, para que así pudiera ver la película en paz.

Podían hacerlo mientras pasaban los créditos.

Si me hacían correrme durante la película, me correría sobre sus caras, las haría lamerlo. O apuntaría a las tetas de Cynthia, esas tetas con las que he soñado por tanto tiempo.

Cubriría las tetas de mi hermana con semen, la haría lamer una de ellas, haría que Mama limpiara la otra. Podría ser una carrera, quien terminara primero podría cogerme.

Quien terminara en segundo estaría debajo de quien me estaba cogiendo. Mientras me las cogía.

Con un suspiro, regrese a concentrarme en la película, aun no estaba ahí.

Aun.

Pero incluso en los últimos meses, había progresado.

Cynthia regreso con una galleta, prácticamente arrodillándose en sumisión mientras me la daba. Para mi deleite, sus ojos y los de Mama seguían su viaje de mi mano a mi boca, Mama porque quería ser yo, disfrutando el dulce trato...y Cynthia, porque ella quería ser la galleta.

Ósea, no quiero decir que ella quería que me la comiera. El canibalismo nunca había sido uno de los fetiches que había mencionado. Aunque su imaginación sexual estaba empezando a hacerse más y más perverso, así que absolutamente no estaría sorprendido si eso apareciera eventualmente.

Mi hermana estaba perpetuamente lista para explotar, mientras le película empezaba, algunas veces volteaba mis ojos lejos de la película para verla a ella. Sus manos habían empezado a hacer esa cosa, cuando no estaba poniendo atención, empezaban suavemente a frotar su piel expuesta. Cynthia estaba tan hambrienta de sexo, su cuerpo estaba claramente rogando por atención, y ya que nadie estaba dándoselo, ella recurría a hacerlo ella misma.

Mama era menos interesante, al menos para ver. No podía evitar sonreír ante el conocimiento que incluso ahora, mientras mirábamos la película, ella tenía un par de pinzas pezoneras puestas. Era su ultimo castigo, ella había sido incapaz de completar su ejercicio en menos de media hora, así que la hice usar pinzas pezoneras por veinticuatro horas completas.

Ella no se resistió. Era casi tan obediente como Cynthia, al menos cuando se trataba de castigos.

Por supuesto, había ayudado que la nalgueaba hasta casi el orgasmo, diciéndole que no había forma de pudiera estar segura de que nadie podría decir que estaba usando pinzas pezoneras. Diciéndole que había una oportunidad, una muy remota, pero era una oportunidad real, de que alguien podría ser capaz de reconocer la distintiva forma a través de su ropa, y le dijera que era una pervertida.

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