Parte 8

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Generalmente, intentaba no mantener a los miembros de mi familia bajo trance por mucho tiempo. Mi mayor miedo era que sospecharan, que dejaran de confiar en mi para hipnotizarlas tan seguido... que dejen de confiar en mi en absoluto.

Pero en este caso, no pude resistirme. Por los próximos veinte minutos, le pregunte a Mama cada pregunta relacionada con el sexo que pude pensar.

Estaba un poco decepcionado por descubrir que ella y mi padre nunca habían pasado de las nalgadas. Aun así, aprendí, que había sido un raro acuerdo, una vez al mes o dos a lo mucho. No era un festival de nalgadas de veinticuatro horas que me imagine cuando mi madre lo había mencionado por primera vez.

Y estaba un poco más que emocionado por descubrir porque nunca hicieron algo más.

Parecía que mi padre era una piedra en ese frente. Aunque no es que Mama hubiera preguntado propiamente, creo que estaba un poco intimidada por sus propias urgencias, y cuando se encontró con la resistencia de Papa, no había hecho absolutamente nada por pasar de ahí.

Mi querida, dulce, insanamente buena madre... le gustaba ser nalgueada.

No me sorprende que encontrara un poco raro si le pidiera que se recueste en mi regazo y sea castigada por mi mano.

Una sonrisa paso por mi cara mientras me daba cuenta de algo.

Si jugaba mis cartas bien... no necesitaría ser yo el que lo pida.

*                                               *                                                                                 *

"Tienes alguna idea para que puedas complacer mejor a tu hermano?" Le pregunte a mi hermana, momentos después de que estaba en blanco.

Cynthia nunca se movía mientras estaba hipnotizada, pero, justo como Mama, ella se sonrojaba.

"No," murmuro ella.

"Enserio?" pregunte. "Nada?"

"No," repitió ella.

"Que tan seguido piensas en eso?"

"Diario."

"Que haces mientras piensas en eso?"

"Juego conmigo," murmuró ella.

"Juegas contigo mientras piensas en que puedes hacer para complacer a tu hermano?"

"Si," respondió Cynthia.

"Que tanto piensas en eso?"

"Hasta que llego al orgasmo."

"¿Cuanto tiempo te toma, desde que piensas en cómo puedes complacerme hasta venirte?"

"Unos pocos minutos."

El plan, parecía que, estaba funcionando.

"Porque piensas que no has tenido ninguna idea aun?"

Hubo una pequeña pausa mientras Cynthia reflexionaba. Cuando ella respondió, su voz sonó confiada.

"Por dos razones," dijo ella. "Porque solo pienso en eso por pocos minutos al día, y porque... me distraigo cuando pienso en eso."

"Porque te distraes?"

"Porque estoy tan excitada. Es difícil pensar en cómo complacer a Daniel."

"No tienes ninguna idea?"

Para mi deleite, mi hermana de nuevo dudo. Di un brinco.

"Recuerda, este es un espacio seguro. Cualquier cosa que digas es solo para ayudarte a perder peso. Ni siquiera estás hablando con tu hermano, soy Danny, tu entrenador. Existo para ayudarte a perder peso. Dilo."

DietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora