Parte 48

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Lo dije antes, no soy un actor. Así que tomo esfuerzo esconder la mirada en mi cara mientras íbamos a cenar.

No es que me importara, realmente. No creo que nadie estuviera mirándome. Tan pronto como la atención de alguien se dirigiera cerca de nuestra dirección, seria enteramente consumida por las dos mujeres en mis brazos.

Mama estaba vestida...bueno, como una MILF, shorts de mezclilla, una blusa blanca ajustada, y un par de tenis. Su cabello estaba amarrado como cola de caballo, y tenía puesto maquillaje, más de lo que típicamente para cenar: un poco de labial, mascara, base, delineador y sombras. Ella se veía más que un poco incomoda, mostrando mucho de sus piernas en público, lo cual para mi mente hacia todo el atuendo más excitante.

Lo mejor de todo, estaba claro que no estaba usando bra. O ropa interior, pero eso era menos obvio. Sus duros pezones se presionaban contra la blusa, lo suficientemente duro para ser visible a través de la tela.

Pero mi hermana era realmente la que se estaba robando el espectáculo. Ella estaba usando una ajustada falda negra, justo por encima de la rodilla, a juego con unas medias y zapatillas. Ella tenía una blusa rosa, con el corte lo suficientemente bajo para que pudieras ver el bra negro que tenía debajo.

Cynthia tenía el cabello suelto, lo cual le daba al atuendo una sensación sexy y desordenado.

Ella no estaba usando maquillaje excepto por brillo labial, el cual le daba a su cara una vibra inocente, contrastando con el atuendo provocativo en una forma que encontraba increíblemente excitante.

Y sabía que no era el único.

Así que si, estaba seguro de que nadie me vería a mí, excepto para quizás preguntar cómo es que iba con esas nenas. Y si se molestaran a verme a mí, la única cosa que valdría la pena notar era mi erección, la cual había hecho todo lo posible para ocultarla.

Ambas mujeres tenían sus brazos en los míos, y estaban caminando junto a mi mientras íbamos a nuestro lugar. Cada hombre que pasábamos miraba dos veces a las chicas. Algunos intentaron esconder sus miradas boquiabiertas, otros se pusieron rojos. Pero algunos miraban abiertamente, mirando descaradamente a las mujeres en mis brazos.

Mama estaba furiosamente roja, pero mantenía la calma. Cynthia, mientras tanto, no lo estaba haciendo tan bien—sabía que ella quería esconderse en el suelo, convencida de que la atención de los hombres era debido a que estaba usando un atuendo que completamente no quedaba con su tipo de cuerpo.

Ella estaba vestida como la puta que era—la puta que hice. Se veía increíble; lo juro, el cuerpo de mi hermana estaba hecho para mostrarse. Ella era una estrella porno andante, y el atuendo acentuaba sus atributos naturales, sus firmes y redondos pechos presionando contra la tela del top, y su firme culo presionando contra la falda.

Mientras nos sentamos, me preguntaba que pensaba nuestra mesera de las dos mujeres. ¿Estaría celosa? ¿Indiferente?

¿Interesada?

Ella, por supuesto, no tenía forma de saber lo adepta que mi madre se había vuelto a complacer a otra mujer...

***

Les diré esto de mi hermana: realmente lo intento.

Conscientemente, no tengo idea de cómo se justificó ella misma. Pero dentro de su mente, ella tenía una clara instrucción: ella no podía venirse. Ella no debe de venirse.

Si se venía, su hermano la encontraría asquerosa. Él nunca se sentiría atraído por ella. Y nada—nada—era más importante para mi hermana que eso.

Pero esta pared inamovible se encontró a la fuera imparable que era nuestra madre. Le había dado a Mama una orden, y su subconsciente sabía que, si no obedecía, habría consecuencias.

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