Parte 58

396 12 8
                                    

"Si," susurro mi hermana, y mi verga—aun mojada con los jugos de Mama—empezó a endurecerse una vez más.

Suficientemente claro, había encontrado a Cynthia en su cuarto. Sin llegar al límite, sin prepararse para un gran escape. Solo acostada en su cama, mirando el techo.

Le había dicho que iba a hipnotizarla, y ella no se resistió. Incluso sin el deseo de complacerme, la hipnosis había sido una parte estándar de nuestra vida diaria por meses—por qué objetaría?

La primera pregunta que le había hecho había sido simple: incluso después de lo que acababa de verme hacer, incluso aunque era su hermano, incluso después de saber que estaba violando a nuestra madre a diario...aún estaba atraída por mí?

Cynthia había respondido sin dudar.

"Si."

Podía haberme detenido ahí. Había recorrido la mayor parte del camino que quería, si piensan en eso. Mi hermana paso todo el día nerviosamente mirando por encima del hombro, convencida de que quizás la castigaría por algo que hizo mal. Por ninguna razón para nada.

Siempre tenía miedo. Siempre estaba asustada.

Y aun así pasaba sus días desnuda. En algún punto, lo sabía, que eso se detendría. Ella no era una nudista natural; eso había sido por mí. Porque era lo que yo le ordenaba.

Porque me complacía.

Aún estaba desnuda por habito (y, estoy seguro, por alguna forma de presión social—Mama y yo estábamos desnudos, ella destacaría si usaba ropa) o posiblemente miedo. Quien sabía lo que le había si empezaba a usar ropa cerca de mí?

Pero aun así, si continuaba este camino, si seguía desprogramando a mi hermana, sabía que algo cambiaria. Si no era ella vestida, sería algo más.

Estaba en un punto dulce. Mi hermana me temía. Odiaba lo que le estaba haciendo a Mama. Ella me la chupaba cada vez que se lo ordenaba, se la pasaba desnuda...y no quería nada más que yo cogiéndomela.

Pero este era el punto clave. No quería cogérmela.

No si ella quería.

A lo largo de meses manipulando la mente de mi madre y mi hermana, siento que me había vuelto muy bueno en eso. Si, Cynthia aun me sorprendía—más a menudo de lo que creen—pero podía soportar los golpes.

Aún estaba en control.

Y aun así aunque era riesgoso, incluso aunque había una oportunidad de que destruyera el perfecto balance de nuestra hermosa y perversa vida...tenía que intentarlo.

Por lo bien que se sentía violar a Mama. Por lo bien que se sentía obligarla, sentir su vagina intentando repelerme, empujarme. Por la completa mirada de desesperación en sus ojos mientras entraba dentro de ella, y por lo duro que me venía por tomarla en contra de su voluntad.

Si eso se sentía bien con Mama, no podía ni siquiera imaginar lo bien que se sentiría con mi hermana.

"Por qué?"

Cynthia se quedó en blanco ante mi pregunta, antes de responder.

"Yo...no lo se."

"Piensa," ordene, con mi voz como un ladrido. Mi hermana (constantemente impresionándome) se encargó de hacer una mueca sin moverse. "Por qué crees que soy sexy? Soy tu hermano. Te causo mucho dolor. Violo a Mama. Por qué aun me encuentras atractivo?"

A lo largo de las últimas semanas, había erradicado cada razón que cuidadosamente había implantado en mi hermana: porque el incesto estaba tan prohibido, tan malo que era excitante. Por lo dominante que era, y por lo sumisa que era ella.

DietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora