Parte 59

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Cynthia no puso mucha resistencia.

Quiero decir, lo intento. Pero había pasado mucho tiempo desde que hizo ejercicio (mientras tanto, yo me mantuve en muy buena forma) y ella estaba totalmente aterrada de mí.

Pasaron menos de dos minutos desde el momento en que sus ojos se abrieron de realización hasta que la puerta de la jaula se cerró detrás de ella.

"Q—que estás haciendo?" pregunto ella, y yo me agache a un lado de la jaula.

"Lo siento," dije, sonando indiferente. "Pero esta es la única forma que conozco para evitar que huyas."

Cynthia gimoteo.

"Mírame," ordene, y ella lo hizo, mirándome con los ojos abiertos. "Estas asustada?"

"S—sí," dijo mi hermana suavemente.

"Bien," dije, y alcancé la jaula. Puse mis dedos alrededor de su cuello, apretándolo lo suficiente para dejar marcas. Ella ni siquiera se resistió, solo se congelo de terror, chillando ligeramente mientras la ahorcaba.

Ni siquiera siguio una orden, o una amenaza. Era lo suficiente para hacerla saber...que yo estaba a cargo.

Podía hacer lo que sea que quisiera con ella.

Durante los próximos días, seguimos el plan. Cynthia no se desnudó frente a mí, no me complació, y no llego al límite.

Había una pequeña diferencia de la forma en que mi hermana lo había imaginado: ella lo hizo todo dentro de una pequeña caja de metal.

Ella lo odiaba. Enserio lo odiaba. Y entre más lo odiaba, más placer recibía de observarla sufrir. Observando sus ojos llenos de lágrimas, viéndola encogerse cada vez que pasaba a su lado.

Pero cuando vio la completa falta de reacción de Mama ante su predicamento...creo que fue lo que más le dolió.

Hay algo llamado síndrome de Estocolmo, creo que lo nombraron por el tipo que lo descubrió. Básicamente, el Dr. Estocolmo había descubierto que si mantienes a alguien prisionero, hay una probabilidad de que se vinculen contigo. Contraproducente, si estas intentando hacer que alguien se desenamore de ti.

Y así no tuve mucha interacción con Cynthia. Deje a Mama alimentarla, dándole un cubo que usara como baño. Como dije, era algo bueno que Mama haya tenido mucha practica limpiándole el culo a su hija.

Cuando Cynthia no estaba comiendo (principalmente comida de perro—había encontrado algunas latas más en el anaquel, y no quería desperdiciarlas) u orinando en el cubo, solo se sentaba en su jaula, llorando. No deje a Mama ver nada de TV en el mismo cuarto que su hija (no es que Mama tenga mucho tiempo para ver TV)—ni siquiera la viole frente a Cynthia. No quería darle a mi hermana ningún tipo de estimulación.

Ella paso sus días sola, completamente en inanición de entretenimiento, cada vez más apestosa y desvelada (resulta que una jaula no es el lugar más cómodo para dormir), y comiendo nada más que comida que le daba asco.

Pero no estaba completamente rota. Aun no.

"Buenos días," dije, y mi hermana salto ante el sonido de mi voz. Tan pronto como enfoco su vista en mí, se encogió.

"Q—que quieres?" pregunto ella.

"Quiero hipnotizarte."

Conocen las viejas caricaturas de Bugs Bunny, donde muestran personajes pasando por un montón de emociones en unos cuantos segundos? Esto me recordó eso.

La inmediata reacción de Cynthia fue aceptar. Osea, había estado hipnotizándola—algunas veces varias veces al día—durante la mayor parte del año. Así que su instinto era actuar como si le hubiera ofrecido un vaso con agua. Por qué lo rechazaría?

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