Parte 36

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Por los próximos diez días, Mama completamente rompió su dieta.

Ni siquiera me sorprendió, para ser honesto. Todos tenían diferentes razones para perder peso (como dije, había leído mucho sobre el tema) y Mama siempre había tenido muy claro las suyas: ella quería sentirse más atractiva. Ella quería verse bien, sentirse bien, intentar recapturar sus días de gloria.

Y nuestra última sesión había dejado claro que eso nunca, jamás iba a pasar. No importa lo que hiciera, no importa lo duro que lo intentara, ella nunca iba a ser atractiva de nuevo.

Ella lo internalizo. Completamente acepto su propia inevitable e interminable fealdad.

Dios eso me ponía duro.

Obviamente había un riesgo de que Mama empezara a volver a ganar todo su peso de vuelta, pero estaba confiado en que podía avanzar y volver a ponerla en línea.

Después de nuestro viaje a la tienda, estaba confiado en que podía hacer que mi madre hiciera lo que sea.

Quizás por lo fuertemente que le reforcé su deber de obedecerme. Mama continúo diciéndome cada vez que comía algo que no debía. Ella incluso siguio haciendo ejercicio—creo que se acostumbró a la rutina. Deje de darle rutinas imposibles. No lo sentía necesario, ya que estaba castigándola mucho por romper su dieta.

Estaba castigándola mucho.

Al principio, solo la amarraba en diferentes formas, en diferentes lugares. La amarre en su cama—luego mi cama—luego en la silla en la sala donde me sentaba, para verla haciendo que mi hermana se corriera.

Incluso la amarre en mi viejo equipo de pesas en el patio trasero. Teníamos una barda lo suficientemente alta para que no me preocupara que alguien la viera...pero por supuesto, eso no fue lo que le dije. En vez de eso, le recordé que cualquiera podría ver, cualquiera podría ver al patio y verla amarrada, inmediatamente dándose cuenta de lo pervertida que era.

Una vez la amarre a la resbaladilla y le puse una venda. Por los próximos quince minutos, ella ni siquiera supo si alguien la estaba viendo.

Ella me dijo después lo mucho que odio la experiencia...lo cual solo me hacía amarla más. Mama dijo que esos quince minutos se sintieron como una hora.

Aparte de lo avergonzada que estaba, sabía que Mama estaba disfrutando los castigos. Incluso mientras escalaban, era difícil realmente considerarlos 'castigos', pero eso era parcialmente por qué lo estaba haciendo.

Le había lastimado las piernas a Mama; después de eso, pensé que ella se merecía un descanso. Un tipo de cuidado emocional, de cierta forma.

Además, desde que no se apegaba a su dieta, ella no estaba recibiendo su recompensa diaria. Mientras estaba consciente, al menos, Mama no se corría. Y sabía que estaba empezando a sentirlo—ella había pasado varias semanas sin un solo orgasmo, luego la convertí en un grifo...y ahora, por sus propias acciones, se secó de nuevo.

Estaba un poco sorprendido de que no se masturbaba. Quiero decir, es la solución obvia, verdad? Quieres tocarte, solo encárgate de ti mismo. Pero honestamente no pienso que le ocurra a ella. Ella nunca lo hizo en el pasado; por que empezar ahora?

Además, ella estaba siendo tocada a menudo. Solo que no mientras estaba despierta.

Así que sí. Por un lado, los "castigos" de Mama eran—en mayoría—cosas que ambos podíamos disfrutar. Por otro lado, no recibir sus nalgadas diarias eran un castigo en si—para ambos, realmente.

Ver a Cynthia caminando por la casa increíblemente excitada de alguna forma se parecía, y podía ver mucho en Mama. Incluso aunque estaba recibiendo orgasmos regulares inconscientes, su mente consciente pensaba que estaba teniendo toda esta estimulación y nada de satisfacción, y así empecé a notar muchas de las mismas señales de frustración latente. La forma en la que aprieta sus muslos, o se sonroja (y algunas veces jadea ligeramente) cuando alguien dice algo sexual.

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