Parte 54

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Nadie dijo nada en respuesta a la bomba que mi hermana había tirado. Mama incluso dejo de chupar mi verga. En respuesta a las palabras de Cynthia, ella se sentó en el suelo, con su enorme culo (incluso si había perdido peso, mi madre aún tenía su hermoso culo de camión) descansando sobre sus pantorrillas desnudas.

El tiempo seguía corriendo, el único sonido era el schlick, schlick, schlick de Cynthia jugando consigo misma. Ella continúo agarrando sus enormes tetas y frotando su clítoris, volviendo al vacío después de involuntariamente cambiar todas nuestras vidas para siempre.

Mire fijamente a mi hermana. Sus ojos estaban fuertemente cerrados, su boca abierta, su mano moviéndose rápidamente entre sus piernas.

Ella quería que violara a Mama.

Mama la estaba viendo fijamente también, con su boca abierta de impacto y horror. Pero...ella no estaba retorciéndose. Ella no se veía como si fuera a despertar.

Por supuesto, estaba despierta. Esto no había sido hipotético. Realmente había pasado.

Mi hermana acababa de sugerir, sin avisarme antes, que viole a mi madre. Y Mama no estaba asustada por eso.

"Bueno," dije, finalmente siendo el que rompiera el silencio. "Tengo que admitir...que es una muy buena idea."

La cabeza de Mama giro hacia mí, con una mirada de horror en su cara.

"Daniel," jadeo ella. "Tu...no puedes hablar enserio."

Me encogí de hombros. "Te lo dije—ambas iban a decidir los castigos a partir de ahora. Y suena como si fuera lo que Cynthia había decidido. No es así, Cynth?"

"Mm—hmm," gimió mi hermana, claramente no escuchando. Su cerebro estaba apagado, sus manos estaban devotas a darse placer. El banco de orgasmos pendientes había sido vaciado, y estaba empezando a rellenarlo una vez más.

"Tu...no puedes hacer esto," dijo Mama, con un tono de miedo genuino en su voz. Un completo giro de hace solo unos minutos, cuando había estado dominando a mi hermana desde el otro lado del cuarto.

"A que te refieres?" dije, rodeando mi erección con mi mano.

Sus ojos ni siquiera voltearon a verla. Normalmente cuando me tocaba, Mama—o Cynthia—o ambas—inmediatamente ponían su hambrienta mirada en su cara, claramente deseando ser las que se encargaran de mis necesidades.

Nop. Mama aún estaba mirándome fijamente, con una mirada de completo impacto en su cara. Pero no estaba moviéndose. Ella pudo haberse levantado y correr, pero no lo hizo.

Ella solo continuo arrodillada enfrente de mí, mirándome con miedo. "Tu...no puedes," repitió Mama de nuevo. Justo como si no fuera capaz de encontrar las palabras para explicar porque no podía cogérmela mientras estaba en trance, ella estaba igualmente incapaz mientras estaba despierta. "Daniel. Por favor. Es...está mal."

"Es un castigo," le recordé. "No se supone que sea correcto."

"No," dijo ella, mirándome y suplicando. "No puedes hacer esto. Por favor. Por favor."

"Que piensas Cynthia? Deberíamos ir dejar a Mama?"

Mi pregunta saco a mi hermana de su ensueño, solo por un momento.

"No," finalmente respondió con una sonrisa. "No. No se lo merece."

"Ya la escuchaste," dije, mirando a mi madre directo a los ojos. "Ese es el castigo. A menos que pienses que no estas a la altura..."

"No lo estoy," dijo Mama inmediatamente. "Yo...no lo estoy. No puedo hacer esto."

Rei—una sola carcajada. "Bueno entonces," dije. "Suena a que es un muy buen castigo para mí."

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