Parte 44

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"En que piensas cuando te masturbas?" pregunte, y Cynthia jadeo en respuesta.

Por mi cuenta, habían pasado tres semanas desde la última vez que se vino. Podría haber sido un récord; no llevaba la cuenta. Había pasado mucho desde que estaba lista para reventar-la próxima vez que me la cogí, no estaría sorprendido si se hubiera venido, no importa lo duro que lo hubiera intentado.

"En ti."

No pude evitar sonreír mientras veía lo que estaba haciendo mientras respondía: sus músculos de los muslos se estaban flexionando, como si intentara estimularse sin moverse. Otra parte del cuerpo que podía aparentemente controlar mientras estaba en trance...aunque probablemente era involuntario.

Entre más excitada estaba mi hermana-y quiero decir excitada desde su núcleo, por semanas de estar al límite-era más fácil presionar sus límites. Una semana antes, me había encargado de decirle que me dejara cogerme sus tetas. Un gran paso, considerando que no hace mucho había estado reacia a incluso dejarme verla en topless.

Le dije que la terapia de 'exposición' estaba funcionando, que su hermana estaba encontrando sus tetas menos repulsivas solo por ver más de ellas, y que el efecto podría ser magnificado si su verga se acostumbraba a tocarlas.

Si, no eran los argumentos más coherentes, pero como dije-entre más profunda sea la excitación de mi hermana, más flexible se volvía.

"Que más?" pregunte, ya sabiendo la respuesta.

"En las palabras de Mama," respondió Cynthia sin dudar. "En ella insultándome. Insultando mi cuerpo. Señalando lo gorda y asquerosa que soy. Señalando todas las formas en que mi cuerpo necesita ser cambiado."

"Bien," dije, con mi verga ya palpitando. "Tu cuerpo es asqueroso."

"Oh!"

Levante mis cejas. Aparentemente no eran solo los insultos de nuestra madre lo que excitaba a Cynthia.

"Eres repulsiva," dije.

No es verdad, por supuesto. Probablemente lo dije sin pensar. El cuerpo desnudo de mi hermana era increíble, el doble porque estaba listo y disponible para que mis ojos se deleiten.

Para que me la coja.

Sus muslos estaban abiertos, su coño expuesto y mojado. Apuesto que si hubiera pasado mi mano sobre ella, se hubiera venido.

En el momento en el abrí sus labios vaginales con mi verga, sabía que sus caderas podrían torcerse, todo su cuerpo empezaría a temblar con un orgasmo.

Quizás me la cogería por las tetas de nuevo, darle un día más de intensa excitación. O diablos, quizás estaba tan preparada, que se vendría solo por eso.

***

Mi hermana estaba prácticamente arrastrándose en el piso mientras me rogaba por un favor.

"Por favor, Daniel," dijo desesperadamente, prácticamente llorando. "Por favor. Oh, dios, por favor. Por favor ayúdame. Te necesito. Hare lo que sea."

Yo estaba de pie encima de ella, con mi cara como una máscara en blanco. Ella solo estaba preguntándome si había visto su teléfono, pero era como si me estuviera rogando por su vida.

Tenía completo poder sobre mi hermana. Cada momento de su día estaba dedicado a mí, de una forma u otra. Ya sean en las horas que pasaba tocándose, imaginándome realizando actos perversos con ella, o los largos y dolorosos castigos que le ponía, o el tiempo que nuestra madre pasaba excitándola, jugando con su cuerpo perfecto mientras se aprovechaba de sus más profundos miedos...

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