Parte 27

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"Esta sesiones te han ayudado a perder peso, no es así?"

"Mmm-hmm."

El tarareo de mi madre al estar de acuerdo puso mi verga dura.

Mierda, en este punto cualquier cosa sobre mi Mama ponía mi verga dura. Ella estaba más en forma de lo que había estado, pero a pesar de su reciente pérdida de peso, cada una de sus tetas aún era más grande que mi cabeza. Y cuando la ponía en trance, ella se desnudaba para mí al chasquear mis dedos, se ponía de rodillas, y me dejaba nalguear su cuerpo desnudo hasta el orgasmo tras orgasmo.

Y cuando no estaba hipnotizada, ella estaba felizmente, y entusiásticamente, castigando a mi hermana. Su hija. Mama había alcanzado un punto donde estaba completamente cómoda poniendo pinzas pezoneras en las tetas de su hija, luego nalgueas su culo desnudo lo suficientemente duro para dejar marca.

Así que, así muchas de mis más salvajes fantasías se habían vuelto realidad. Hace seis meses nunca hubiera creído que algo de esto fuera siquiera posible, siendo una parte normal de mi rutina diaria.

Pero aún quedaban muchísimas fantasías en mi lista de pendientes, así que presione.

"Si dejara de hipnotizarte, probablemente te lamentarías, no es así?"

Los ojos de Mama se abrieron. Obviamente no había considerado la posibilidad de que nuestras sesiones terminen.

"Si," dijo ella, su voz abrazando ligeramente la idea.

"Si dejara de castigarte, dejara de recompensarte, dejara de ponerte en trance, probablemente recuperarías todo el peso que perdiste, no es así?"

"Si," repitió ella, el tono triste en su voz hacía que palpitara de excitación.

"Por qué piensas que te he estado ayudando?"

Ya había recorrido este camino con Cynthia, pero no con Mama, así que le di unos momentos para pensar en la pregunta.

"Porque eres un buen hijo," dijo ella. No pude evitar sonreír ante el nivel de confianza que mi familia tenía en mí. "Porque quieres que sea lo más saludable posible."

"Qué crees que saco yo de esto?"

Había funcionado, por mis varias preguntas en los últimos meses, que Mama tenía un punto ciego extremadamente deliberado cuando se trataba de mí y sexo. Ella nunca había hablado de eso directamente, por supuesto, pero sabía que ella sabía que yo sabía que se excitaba cuando la nalgueaba.

Pero como me sentía sobre mi propia madre corriéndose por mi mano cada noche? Ese era un tema que firmemente se rechazaba a considerar, incluso a nivel subconsciente.

"No lo sé," respondió eventualmente ella. Ella sonaba nerviosa.

Bien.

"Realmente no has pensado en eso, o sí?"

Mama sacudido su cabeza.

"Nunca has siquiera considerado lo que tu hijo está sacando de todo el trabajo que hace por ti, o sí?"

Mi tono era firme. Rígido. Duro. Frio como el hielo.

Justo como mi verga. Bueno, excepto la última parte.

"No."

"Quiero que te imagines que podría pasar si Daniel dejara de hipnotizarte."

Hubo una mirada de miedo en sus ojos.

Bien.

"Quiero que te lo imagines, todo tu peso volviendo. Probablemente más que antes; así es como las dietas funcionan."

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