Capítulo 10.

55.6K 3K 836
                                    

Ada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ada.

¿Porqué será que cuando más nerviosa estás, más lento pasa el tiempo?

Milo, Em y yo esperamos en la sala de mi casa a mi papá que al parecer el trabajo lo ha retrasado.

Mi amiga se distrae con su teléfono mientras él me ayuda a preparar algo de comer.

—No es por presumir, pero yo no tuve que cocinarle a Peter para que me aceptara —se burló ella.

Él le lanza el trapo que cargaba en el hombro.

Ella se lo devuelve y así juegan con ese paño hasta que aparto el sartén donde cocinaba la carne y el pedazo de tela cae en la hornilla todavía prendida.

Acto seguido se envuelve en llamas haciendo que la alarma contra incendio se active.

—¡Mierda! —exclamamos los tres al mismo tiempo.

Es Milo quien actúa rápido y mete el trapo ardiendo en el lavaplatos, abre el grifo dejaron que agua apague la llamas.

—¡Emily Masón! —llega refunfuñando mi papá —¿otra vez jugando con fuego?.

—¡Yo no fui, fue tu yerno! —se defiende.

—Perdona ¿mi que?.

Milo y yo nos miramos sin saber qué responder.

Em nos señala y papá se gira, con Milo le dedicamos unas sonrisas inocentes.

—Buenas tardes... señor —saluda mi novio sin la misma seguridad con la que nos siguió —Soy Milo, Milo Baker.

Papá se acerca con un gesto de desagrado.

—¿Quién le rompió el corazón a mi niña a los 7 años?.

—¡Papá! —grito avergonzada.

—¿Qué? No se me olvida el berrinche que hiciste para no ir a la escuela porque tu amigo se había ido.

Cuando él no volvió ni siquiera para despedirse me atiborré con las galletas qué le había hecho junto a mamá, fue el primer atracón que tuve. Luego, me negaba a ir a la escuela ¿Para que? Mi único compañero ya no estaba, pero todo eso cambió cuando transfirieron a Emily a la misma escuela.

Los dos estúpidos se burlan de mí y hasta mi papá se ríe, pero luego borra su sonrisa.

—Al mueble —ordenó dirigiéndose al chico que pasa saliva nervioso.

—¿Voy por la escopeta, Peter? —pregunta Em.

—Yo te aviso, querida —le sigue la corriente.

—Papi, pórtate bien por favor —le ruego.

—Solo hablaré con él, amor.

Ambos se disponen a sentarse en el sofá a conversar y para mi sorpresa al rato ríen a carcajadas de no se que.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora