Capítulo 43.

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Ada

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Ada.

Me pongo alerta cuando veo que Milo abre con dificultad sus ojos.

—¡Que susto nos pegaste, bonito!

Me abalanzo con los ojos inundados sobre él y se queja del dolor por lo que me aparto rápido.

—Lo siento ¿Qué te duele? ¿Sabes quien soy? ¿Puedes verme? ¿Oírme?.

Trata de enderezarse en la camilla y termina arrugando la cara del dolor.

—Si, estoy bien ratita.

Por suerte solo fueron golpes superficiales ya que al parecer iba a baja velocidad.

—Solo siento como si me hubiera pasado un camión por encima —se queja.

—Dios, realmente me espantaste Baker —Resoplo aliviada —tus papás y Flora están en la cafetería.

Le informo y agradezco poder volver a ver su hermosa sonrisa.

Les aviso por mensaje que él ya despertó y segundos después ya los tenemos en la habitación junto al médico que asegura que los exámenes y radiografía que le practicaron no muestran nada malo.

—¿Qué fue lo que pasó, cariño? —inquiere Martina.

—No lo sé, solo recuerdo que salí a dar una vuelta y la luz de un carro que venía delante me encandiló.

—Milo, en el video de la cámara de la calle se ve claramente que estabas distraído y no te fijaste en el rojo.

Lo riñe su padre.

—Deja a mi bebé en paz, Edgar.

—Ya, pero que no tiene 15 años, si va seguir así mejor le quitamos la moto.

—Eso, que ya no ande en eso.

Secundo al señor Baker.

—Joder, pero que exagerados —Protesta.

—Nada de exagerados, si es necesario te pongo un chófer.

—¿Pero te haz vuelto loco, papá...?

Ok, eso sí me pareció exagerado hasta para mi, pero si así no volvía a accidentarse no voy a refutar la medida.

No se que hubiera hecho si... solo de pensarlo siento que me desvanezco.

Había comprado un montón de comida que escondí de don Peter, desde papitas, fundas enteras de chocolates, botes de helado, una gran variedad de hamburguesas y kilos de pastel que no pude probar porque la llamada de Flora me dejó inmóvil, cuando por fin pude reaccionar corrí y agarré un taxi en donde deje toda la comida.

No era una despensa como tal pero seguro el taxista la iba a aprovechar más que yo.

Las caras de los Bakers denotan cansancio por la mala noche así que rogando que no me lo tomen a mal les sugiero que se vayan a descansar ofreciéndome a quedar cuidándolo.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora