Ada y Milo, amigos en la primaria, se separan cuando él tiene que mudarse inesperadamente.
Años después se reencuentran en la preparatoria y en medio de una apuesta que involucra a sus mejores amigos empezarán un romance con sucesos que pondrá a pru...
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Ada.
Un mes después.
¬¡Hoy es el día, bebé!
Le escribo a mi amiga y me rio imaginando lo loca que estaría por arreglarse conmigo.
Estoy encerrada en el baño haciendo mi skin care para la ocasión, empiezo con un exfoliante de fresa con el que froto mi rostro, cuello y clavícula, termino con una mascarilla verde de aguacate que preparé previamente mientras disfruto de un gran repertorio de clásicos de Aerosmith que me ensordece.
De repente la puerta de mi baño se abre de golpe dándole entrada a un espantado don Peter y un enojado Milo.
Los quedé mirando confundida y algo avergonzada porque sólo tengo puesto un albornoz corto.
—¿Qué están haciendo aquí?
Me bajo la diadema de los audífonos inalámbricos que uso y detallo la llave que cuelga de la manija.
—¡joder, que llevamos como 15 minutos tocando la puta puerta!
—Ese lenguaje, jovencito...
Le riñe mi padre a mi novio y él se pasa la mano exasperado por la cara.
—Lo siento, pero estoy en pleno proceso de spa en casa para la graduación.
Me apunto la cara para que vean lo que tengo puesto.
—Vale ¿pero para eso tienes que encerrarte en el baño?
—Una chica necesita su espacio y privacidad para transformarse, dah...
Le refuto a mi papá.
—¿Esperen? —caigo en cuenta del porqué su preocupación por encerrarme en el baño —¿Ustedes creyeron que yo estaba...? Oh no, lo siento...
—Ya, no pasó nada cariño.
Me dice papá y se va más tranquilo dejándome sola con mi bonito dejando la puerta de mi habitación abierta de par en par.
Milo se ríe ya más aliviado...
—Ya se que me debo ver ridícula con todo esto en la cara pero el resultado te gustará.
—Oh, pero si creo que me gustas más así...
Besa mi frente y se saborea.
—Aguacate...
Luego deposita un beso en mis labios, saboreando también.
—Chocolate...
Y termina en mi cuello dando una inhalación profunda que me eriza los vellos del todo el cuerpo y remata dejando un beso húmedo allí.
—Fresa... —acierta al separarse —Si, puede que me gustes más así, exquisitamente dulce.
